28 Y ellos seguían gritando más fuerte, al par que, conforme a su costumbre, se hacían incisiones con cuchillos y lancetas, hasta chorrearles la sangre.
Alrededor del mediodía, Elías comenzó a burlarse de ellos: ―Ustedes tienen que gritar más fuerte —les decía—. De seguro que es dios, pero tienen que llamar su atención. Quizás está conversando con alguien, o quizás está sentado meditando, o quizás está de viaje, o se ha dormido y hay que despertarlo.
¿Se sentirá satisfecho si le ofrecemos como ofrenda mil carneros o diez mil litros de aceite? ¿O tendremos que ofrecerle en sacrificio al mayor de nuestros hijos para que nos perdone por nuestros pecados?».
Y si alguien le pregunta: “Entonces, ¿qué significan las cicatrices que tienes en las manos?”, él responderá: “Son heridas que me hicieron mis propios amigos”.
Muchas veces el espíritu lo arroja en el fuego o en el agua, tratando de matarlo. Por favor, si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos.