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Santiago 1:21 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

21 Por esto, dejen atrás toda acción de maldad, pues ya hay mucha gente haciendo el mal en este mundo. Acepten con humildad el mensaje que Dios les ha dado, pues ese mensaje tiene poder para salvarlos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Así que quiten de su vida todo lo malo y lo sucio, y acepten con humildad la palabra que Dios les ha sembrado en el corazón, porque tiene el poder para salvar su alma.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Por eso, rechacen la impureza y los excesos del mal y reciban con sencillez la palabra sembrada en ustedes, que tiene poder para salvarlos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, acoged con mansedumbre la palabra implantada, que puede salvar vuestras almas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Por lo cual, despojándoos de toda impureza y de todo resto de maldad, recibid con mansedumbre la palabra plantada en vosotros, que es la que puede salvaros.

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Santiago 1:21
37 Referans Kwoze  

Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia.


El Espíritu da vida; la carne no vale para nada. Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida.


―Señor —contestó Simón Pedro—, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.


Así que inmediatamente mandé a llamarte, y tú has tenido la bondad de venir. Ahora estamos todos aquí, en la presencia de Dios, para escuchar todo lo que el Señor te ha pedido que nos digas.


»Amigos israelitas, descendientes de Abraham, pongan atención. Y ustedes también, los no judíos que respetan a Dios, escuchen: a nosotros se nos ha enviado este mensaje de salvación.


Les digo la verdad, no me avergüenzo del mensaje de la buena noticia. Es un mensaje con el poder de Dios para la salvación de todos los que creen: primero de los judíos, pero también de los no judíos.


Israel es como un árbol de olivo, y es verdad que algunas de sus ramas fueron cortadas. Ustedes, los no judíos, son como ramas de otro árbol. Son de un olivo silvestre, pero han sido injertados en el árbol que es Israel. Ahora la savia nutritiva de la raíz del olivo corre en ustedes, es decir, ahora tienen vida.


Pero, gracias a Dios, aunque antes eran esclavos del pecado, ahora viven obedeciendo de corazón la enseñanza que les fue dada.


Por medio de este mensaje son salvos, si siguen confiando en lo que les prediqué. Pero, si no es ese el mensaje que aceptaron, de nada les servirá haber creído.


Queridos hermanos en la fe, ya que Dios nos ha hecho estas promesas, limpiemos nuestro cuerpo y espíritu de todo mal. Respetemos a Dios, porque así llegaremos a ser completamente santos.


Ustedes oyeron el mensaje de la verdad, la buena noticia que les trajo la salvación. Cuando creyeron en ese mensaje, recibieron el Espíritu Santo prometido. Y, al recibirlo, fueron marcados como propiedad de Dios. Y esto se lo debemos a Cristo.


Con respecto a la manera en que antes vivían, se les enseñó que ahora deben vivir diferente. Dejen esa vieja vida, porque los malos deseos los controlan con mentiras.


Por lo tanto, dejen ya de mentir el uno al otro y hablen con la verdad, porque todos somos parte de un mismo cuerpo que es la iglesia.


Tampoco deben decir cosas que ofendan a los demás, ni participar de conversaciones tontas o chistes vulgares. Todo eso no va con ustedes. Más bien, usen palabras que den gracias a Dios.


Pues nuestra buena noticia les llegó no solo con palabras, sino también con demostraciones de poder. Es decir, vieron cómo actúa el Espíritu Santo por medio de nosotros y eso los convenció profundamente. Como bien saben, estuvimos entre ustedes solo para su bien.


Así que no dejamos de dar gracias a Dios. Pues, cuando ustedes oyeron el mensaje de Dios que les predicamos, lo aceptaron. Lo aceptaron no como un mensaje de parte de alguna persona, sino como lo que realmente es, un mensaje de Dios. Ese mensaje cambió la vida de ustedes, los que creen.


En verdad, Dios le ha mostrado a toda la humanidad su amor, un amor que nadie merece, pero que trae salvación.


¡Estamos rodeados de una gran cantidad de testigos! Nos miran como si estuviéramos en una carrera. Por tanto, eliminemos de nuestra vida el pecado, que es como un peso que nos estorba para correr y se nos enreda en los pies. Corramos sin descanso la carrera que tenemos por delante.


Si eso fue así, entonces ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación fue anunciada primeramente por el Señor, y los que la recibieron nos confirmaron que era verdad.


Porque a nosotros, lo mismo que a ellos, se nos ha anunciado la buena noticia. Pero el mensaje que escucharon no les sirvió de nada, porque no se unieron por la fe a los que sí lo habían creído.


Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. Pecadores, ¡dejen de hacer el mal! Ustedes los que dicen amar a Dios, pero también aman al mundo, ¡tomen una decisión y dejen el pecado!


Recuerden que quien hace que un pecador deje su maldad lo salvará de la muerte eterna y Dios le perdonará sus muchísimos pecados.


Ustedes han aceptado el verdadero mensaje de Dios, y por eso él los ha limpiado de pecado. Ahora aman con amor sincero a sus hermanos en la fe. Así que ámense de todo corazón los unos a los otros.


Ustedes tienen alegría porque están obteniendo la meta de su fe, que es su salvación.


Por lo tanto, abandonen toda maldad y todo engaño, hipocresía y envidia. No digan mentiras acerca de otra persona.


Queridos hermanos en la fe, en este mundo ustedes viven como extranjeros, pues solo están de paso. Por eso les ruego que abandonen todo deseo de pecar. Recuerden que el pecado es enemigo de su alma.


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