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Santiago 1:19 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

19 Mis queridos hermanos en la fe, tengan presente esto: todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para contestar y para enojarse.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

19 Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Mis amados hermanos, quiero que entiendan lo siguiente: todos ustedes deben ser rápidos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enojarse.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Hermanos muy queridos, sean prontos para escuchar, pero lentos para hablar y enojarse,

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Sabed,° mis amados hermanos: Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Aprended esto, hermanos míos queridos: que todo hombre sea pronto para escuchar, tardo para hablar, tardo para la ira.

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Santiago 1:19
54 Referans Kwoze  

Pero yo les digo que todo el que se enoje con su hermano será llevado a juicio. Es más, cualquiera que insulte a su hermano será llevado ante el tribunal. Y cualquiera que lo maldiga será llevado al fuego del infierno.


Si David mismo lo llama “Señor”, ¿cómo puede entonces ser su hijo?». Era mucha la gente que lo escuchaba con agrado.


Entonces se juntaron tantos que ya no quedaba sitio ni siquiera frente a la puerta. Mientras él les predicaba la palabra,


Muchos cobradores de impuestos y pecadores se acercaban a Jesús para oírlo.


Sin embargo, no encontraban la manera de hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba con gran interés.


Cierto día, se habían reunido como ciento veinte creyentes. Entonces Pedro se puso de pie en medio de ellos, y les dijo:


Así que inmediatamente mandé a llamarte, y tú has tenido la bondad de venir. Ahora estamos todos aquí, en la presencia de Dios, para escuchar todo lo que el Señor te ha pedido que nos digas.


Al oír esto, los que no eran judíos se alegraron y alabaron el mensaje del Señor. Y todos los que estaban destinados a la vida eterna creyeron.


Estos judíos eran más estudiosos que los de Tesalónica. Así que recibieron el mensaje con mucho interés. Todos los días examinaban las Escrituras para ver si era verdad lo que se les anunciaba.


Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración.


«Si se enojan, no pequen». No permitan que el enojo les dure hasta la puesta del sol.


Ya dejen la tristeza a un lado, no se enojen ni sean violentos. No griten y ofendan a los demás. Abandonen toda clase de maldad.


Que la paz que Cristo da domine sus pensamientos, pues Dios los llamó a vivir unidos y en paz. Y sean agradecidos.


Pero ahora también les pido que no se enojen, que no se dejen dominar por la ira, que no le hagan mal a nadie, que no insulten ni usen un lenguaje vulgar.


Así que no dejamos de dar gracias a Dios. Pues, cuando ustedes oyeron el mensaje de Dios que les predicamos, lo aceptaron. Lo aceptaron no como un mensaje de parte de alguna persona, sino como lo que realmente es, un mensaje de Dios. Ese mensaje cambió la vida de ustedes, los que creen.


Mis queridos hermanos en la fe, no se engañen.


Hermanos en la fe, alégrense mucho cuando tengan que enfrentarse a distintas dificultades.


Si alguien se cree religioso, pero no se cuida de lo que dice, se engaña a sí mismo. En este caso, su religión no sirve para nada.


Mis hermanos en la fe, ustedes han creído en nuestro glorioso Señor Jesucristo. Por eso, no deben tratar de una manera a una persona y a otra de manera distinta.


Escuchen, mis queridos hermanos en la fe: Recuerden que Dios ha elegido a los pobres de este mundo, para hacerlos ricos en fe y herederos del reino que prometió a los que lo aman.


De una misma boca salen bendición y maldición. Mis hermanos en la fe, esto no debe ser así.


Hermanos en la fe, no hablen mal unos de otros. Si alguien habla mal de su hermano, o lo critica, habla mal de la Ley y la critica. Y, si criticas la Ley, ya no estás obedeciéndola, sino que te conviertes en su juez.


Sobre todo, hermanos en la fe, no juren ni por el cielo ni por la tierra ni por ninguna otra cosa. Que su «sí» sea «sí», y su «no», «no», para que no sean castigados por Dios.


Hermanos en la fe, quizá alguno de ustedes se aleje de la verdad. Sería bueno que otro lo hiciera creer de nuevo en ella.


No les escribo porque ignoren la verdad. Al contrario, conocen la verdad y quien la conoce no puede mentir.


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