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Romanos 9:4 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

4 Dios adoptó como hijos a los israelitas, y a ellos les mostró su gloria. Con ellos hizo pactos y les entregó la Ley. Les dio además promesas y el privilegio de adorarlo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Ellos son el pueblo de Israel, elegidos para ser los hijos adoptivos de Dios. Él les reveló su gloria, hizo pactos con ellos y les entregó su ley. Les dio el privilegio de adorarlo y de recibir sus promesas maravillosas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Ellos son los israelitas, a quienes Dios adoptó; entre ellos descansa su gloria con las alianzas, el don de la Ley, el culto y las promesas de Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 quienes son israelitas, de los cuales son la adopción y la gloria, los pactos° y la promulgación de la ley,° las ordenanzas° y las promesas;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Ellos son israelitas; a ellos pertenecen la adopción filial y la gloria y las alianzas y la legislación y el culto y las promesas;

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Romanos 9:4
61 Referans Kwoze  

»Escuchen otra parábola: Había un propietario que plantó un viñedo. Lo cercó, cavó un lugar para exprimir las uvas y construyó una torre de vigilancia. Luego, alquiló el viñedo a unos labradores y se fue de viaje.


La Ley fue dada por medio de Moisés, pero el amor inmerecido de Dios y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.


Cuando Jesús vio que Natanael se le acercaba, comentó: ―Aquí tienen a un verdadero israelita, en quien no hay falsedad.


En efecto, la promesa es para ustedes, para sus hijos y aun para todos los que viven lejos. Es decir, para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios llame.


Mucho, desde cualquier punto de vista. En primer lugar, a los judíos se les confió el mensaje de Dios.


Y el Espíritu, que Dios les ha dado, no los hace otra vez esclavos del miedo. Al contrario, el Espíritu los adopta como hijos y les permite decirle a Dios: «¡Abba! ¡Padre!».


Ahora bien, no digamos que Dios no cumplió su promesa. Lo que sucede es que no todos los israelitas son en verdad el pueblo de Dios.


¿Son ellos hebreos? Pues yo también. ¿Son israelitas? También yo lo soy. ¿Son descendientes de Abraham? Yo también.


Ahora bien, las promesas se les hicieron a Abraham y a su hijo. La Escritura no dice: «y a los descendientes», como refiriéndose a muchos, sino: «y a tu descendencia», dando a entender uno solo. Esa era una clara referencia a Cristo.


Recuerden que ustedes estaban separados de Cristo, no eran parte del pueblo de Israel. Tampoco les fueron dados los pactos y la promesa. En este mundo ustedes vivían sin esperanza y sin Dios.


Ahora bien, el primer pacto tenía sus normas para el culto, y un santuario terrenal.


Solo se trata de reglas externas relacionadas con alimentos, bebidas y muchas ceremonias de purificación. Esas reglas eran válidas solo hasta el tiempo señalado por Dios para cambiarlo todo.


Tras la segunda cortina estaba la parte llamada el Lugar Santísimo.


Encima del cofre estaban dos seres con alas llenos de gloria. Con la sombra de sus alas cubrían la tapa del cofre. Pero ahora no se puede hablar de eso en detalle.


Así estaban ordenadas todas estas cosas, y los sacerdotes entran continuamente en el lugar separado del santuario para celebrar el culto.


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