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Romanos 8:1 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

1 Por lo tanto, ya no hay ningún castigo para los que están unidos a Cristo Jesús.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Por lo tanto, ya no hay condenación para los que pertenecen a Cristo Jesús;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Ahora bien, esta condenación ya no existe para los que viven en Cristo Jesús.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Jesús el Mesías,°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Así pues, ahora ya no pesa ninguna condena sobre quienes están en Cristo Jesús.

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Romanos 8:1
32 Referans Kwoze  

En aquel día ustedes sabrán que yo estoy en mi Padre, y ustedes en mí, y yo en ustedes.


Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid. Así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí.


»Les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna. No será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida.


Saluden de mi parte a Priscila y a Aquila, mis compañeros en el servicio a Cristo Jesús.


Saluden a Andrónico y a Junías, mis parientes y compañeros de cárcel. Ellos se convirtieron a Cristo antes que yo, y gozan de buena reputación entre los apóstoles.


Hemos sido declarados justos por medio de la fe y, como resultado, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.


Tampoco se puede comparar este regalo de Dios con las consecuencias del pecado de Adán. Por un solo pecado, Dios lo declara culpable. Pero el regalo de Dios nos declara inocentes aunque sean muchos nuestros pecados.


Pero, en ese caso, ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado que me controla.


Y, si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado que me controla.


Y, si el Espíritu de Dios, que levantó a Cristo de entre los muertos, vive en ustedes, él también les dará vida a sus cuerpos muertos. Lo hará por medio de su Espíritu, que vive en ustedes.


Pues todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.


Pues, al estar unidos a él, el Espíritu nos da vida y nos libera del control del pecado y de la muerte.


¿Quién los castigará? Nadie, pues Cristo Jesús murió por ellos, y también resucitó, y está a la derecha de Dios. Y desde ese sitio de honor ruega a Dios por nosotros.


ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor.


Él murió para que se hiciera justicia, y así cumplió por nosotros lo que demandaba la Ley. Ahora no vivimos controlados por el pecado, sino por el Espíritu.


Sin embargo, si el Espíritu de Dios vive en ustedes, entonces ya no viven bajo el control del pecado. Y, si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, es porque no es de Cristo.


Pero gracias a él ustedes están unidos a Cristo Jesús, y esa unión los hizo sabios. Porque quien está unido a Cristo es declarado justo, es parte del pueblo de Dios y es liberado del pecado.


Pues por el pecado de Adán todos somos castigados con la muerte, pero, gracias a lo que Cristo hizo por nosotros, volveremos a vivir.


Conozco a un seguidor de Cristo que hace catorce años fue llevado al tercer cielo (no sé si en el cuerpo o fuera del cuerpo; Dios lo sabe).


Por lo tanto, si alguno está unido a Cristo, es una nueva creación. ¡Nuestra vieja manera de vivir quedó en el pasado, ahora somos nuevas personas!


Cristo nos rescató de la maldición de la Ley. Él aceptó que esa maldición cayera sobre él. Pues las Escrituras dicen: «Maldito todo el que es colgado de un madero».


Todos ustedes son hijos de Dios por haber creído en Cristo Jesús.


Ya no importa si son judíos o griegos, esclavos o libres, hombres o mujeres, sino que todos ustedes son iguales gracias a Cristo Jesús.


Así que les digo: Vivan guiados por el Espíritu, así no seguirán los deseos de hacer el mal.


Si el Espíritu nos da vida, vivamos siendo guiados por el Espíritu.


Los saluda Pablo. Soy apóstol de Cristo Jesús porque Dios así lo quiso. Esta carta va dirigida a los creyentes que están en Éfeso y que siguen confiando en Cristo Jesús.


Quiero estar unido a él, pero eso no lo ganaré tratando de ser justo por mi obediencia a la Ley. Solo se gana al creer en Cristo, pues, por medio de él, Dios nos acepta como justos. Él nos acepta por medio de la fe.


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