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Romanos 6:14 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

14 El pecado no tiene dominio sobre ustedes, porque ya no se les juzga de acuerdo a la Ley, sino que viven protegidos por el amor y la bondad de Dios.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 El pecado ya no es más su amo, porque ustedes ya no viven bajo las exigencias de la ley. En cambio, viven en la libertad de la gracia de Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 El pecado ya no los volverá a dominar, pues no están bajo la Ley, sino bajo la gracia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Porque el pecado no tendrá ya dominio sobre vosotros, pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.

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Romanos 6:14
25 Referans Kwoze  

Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».


Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, la gloria del Hijo único del Padre. Y estaba lleno de amor y de verdad.


La Ley fue dada por medio de Moisés, pero el amor inmerecido de Dios y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.


Así que, si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres.


Y, si es por amor, es decir, sin merecerlo, entonces ya no es por buena conducta. En tal caso esa bondad de Dios ya no sería bondad.


Por eso los descendientes de Abraham se ganan la promesa por la fe. No tienen que hacer nada a cambio para ganarla. Esta promesa no es solo para los que obedecen la Ley, sino para los que creen como Abraham. Por eso él es el padre de todos nosotros.


Por el pecado de un solo hombre, reinó la muerte en el mundo. Pero ahora, por medio de un solo hombre, Jesucristo, somos declarados justos. Y, gracias a este inmerecido regalo de amor, reinará la vida.


Un solo pecado nos hizo culpables a todos y, por un solo acto de justicia, Dios nos declaró justos a todos.


Por lo tanto, no permitan ustedes que el pecado domine su cuerpo mortal, ni obedezcan a sus malos deseos.


Entonces, ¿qué? ¿Vamos a pecar porque no estamos ya bajo la Ley, sino bajo el amor y la bondad de Dios? ¡De ninguna manera!


Por tanto, hermanos en la fe, ya no estamos obligados a vivir controlados por el pecado.


Pues, al estar unidos a él, el Espíritu nos da vida y nos libera del control del pecado y de la muerte.


Antes de que Dios nos aceptara por tener fe en Jesucristo, la Ley nos tenía presos. Estuvimos vigilados por la Ley hasta que esa fe se nos dio a conocer.


Díganme ustedes, los que quieren ser aceptados por Dios obedeciendo la Ley: ¿Por qué no le prestan atención a lo que la Ley misma dice?


Pero, si los guía el Espíritu, entonces no están obligados a obedecer la Ley.


Él se entregó a la muerte por nosotros, para rescatarnos de toda maldad y limpiarnos de pecado y tener así un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien.


Este es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel —dice el Señor—: Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.


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