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Romanos 5:21 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

21 Así como reinó el pecado provocando la muerte, ahora reina el amor. Reina el inmerecido amor de Dios, que nos declara justos y nos da vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

21 para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Entonces, así como el pecado reinó sobre todos y los llevó a la muerte, ahora reina en cambio la gracia maravillosa de Dios, la cual nos pone en la relación correcta con él y nos da como resultado la vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Y del mismo modo que el pecado estableció su reinado de muerte, así también debía reinar la gracia y, después de restablecernos en la amistad con Dios, nos llevará a la vida eterna por medio de Cristo Jesús, nuestro Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 para que así como reinó el pecado para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna, mediante Jesús el Mesías, Señor nuestro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 a fin de que, así como el pecado reinó para la muerte, así también la gracia, mediante la justicia, reine para vida eterna por Jesucristo nuestro Señor.

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Romanos 5:21
19 Referans Kwoze  

»Aquellos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna».


Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, la gloria del Hijo único del Padre. Y estaba lleno de amor y de verdad.


Yo les doy vida eterna y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano.


En efecto, Dios prometió que le daría el mundo a Abraham y a sus hijos. Pero él no se ganó esa promesa por obedecer la Ley, sino por creer en Dios. Por esa fe fue declarado justo.


Por medio de un solo hombre, el pecado entró en el mundo y, por medio del pecado, entró la muerte. Fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron.


Sin embargo, desde los días de Adán hasta los días de Moisés, la muerte reinó. Incluso los que no desobedecieron ninguna ley específica murieron. Así le pasó a Adán, quien ya nos dejaba ver cómo sería aquel que había de venir.


Por el pecado de un solo hombre, reinó la muerte en el mundo. Pero ahora, por medio de un solo hombre, Jesucristo, somos declarados justos. Y, gracias a este inmerecido regalo de amor, reinará la vida.


Por lo tanto, no permitan ustedes que el pecado domine su cuerpo mortal, ni obedezcan a sus malos deseos.


El pecado no tiene dominio sobre ustedes, porque ya no se les juzga de acuerdo a la Ley, sino que viven protegidos por el amor y la bondad de Dios.


Ustedes saben bien que, si alguien decide siempre obedecer a una persona, llegará a ser su esclavo. Así que, somos esclavos o del pecado que lleva a la muerte o de la obediencia por medio de la cual somos declarados justos.


Pues el pecado solo produce muerte, mientras que el regalo de Dios da vida eterna cuando creemos en Cristo Jesús, nuestro Señor.


Pero, si Cristo está en ustedes, el Espíritu también lo está. Su cuerpo morirá a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes les dará vida, porque Dios los declaró justos.


En verdad, Dios le ha mostrado a toda la humanidad su amor, un amor que nadie merece, pero que trae salvación.


Así que acerquémonos con confianza al trono de Dios, pues allí, aunque no lo merecemos, encontraremos amor. Allí recibiremos misericordia y hallaremos que su amor inmerecido nos ayuda en el momento que más lo necesitemos.


Y, después de que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, Dios mismo los sanará y los hará fuertes, firmes y estables. Él es el mismo Dios quien por puro amor los llamó para disfrutar de su gloria eterna por medio de Jesucristo.


Los saluda Simón Pedro, servidor y apóstol de Jesucristo. Dirijo esta carta a los que han confiado en Cristo de manera tan preciosa como lo hemos hecho nosotros. Esa confianza nos la ha dado nuestro Dios y Salvador Jesucristo, quien ha demostrado ser justo.


Esta es la promesa que él nos dio: la vida eterna.


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