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Romanos 5:15 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

15 Pero el pecado de Adán no puede compararse con el regalo que Dios nos ha dado. Por la desobediencia de un solo hombre, murieron muchos. Sin embargo, por medio de un solo hombre, Jesucristo, Dios nos dio un regalo que no merecíamos. ¡Un regalo para el bien de todos!

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Biblia Reina Valera 1960

15 Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 pero hay una gran diferencia entre el pecado de Adán y el regalo del favor inmerecido de Dios. Pues el pecado de un solo hombre, Adán, trajo muerte a muchos; pero aún más grande es la gracia maravillosa de Dios y el regalo de su perdón para muchos por medio de otro hombre, Jesucristo;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Así fue la caída, pero el don de Dios no tiene comparación. Todos mueren por la falta de uno solo, pero la gracia de Dios se multiplica más todavía cuando este don gratuito pasa de un solo hombre, Jesucristo, a toda una muchedumbre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Pero el don no es como la transgresión. Porque si por la transgresión de uno murieron los muchos,° mucho más abundó la gracia de Dios para los muchos,° y el don por la gracia de un hombre: Jesús el Mesías.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Pero no fue la falta de igual categoría que el don. Pues, si por la falta de uno solo todos incurrieron en la muerte, con mucha más razón la gracia de Dios, o sea, el don contenido en esa gracia, en la de un solo hombre, Jesucristo, se ha desbordado abundantemente sobre todos.

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Romanos 5:15
20 Referans Kwoze  

Ni siquiera el Hijo del hombre vino para que le sirvieran, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.


Esto es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos para el perdón de pecados.


»Pues tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.


Jesús contestó: ―Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua, tú le pedirías a él. Y él te daría el agua que da vida.


¡No puede ser! Más bien, como ellos, creemos que somos salvos por el inmerecido amor de nuestro Señor Jesús.


Por medio de un solo hombre, el pecado entró en el mundo y, por medio del pecado, entró la muerte. Fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron.


Pues el pecado solo produce muerte, mientras que el regalo de Dios da vida eterna cuando creemos en Cristo Jesús, nuestro Señor.


El amor de Cristo nos domina. Porque estamos convencidos de que él sufrió la muerte que todos merecíamos, y para Dios todos hemos muerto.


¡Gracias a Dios por ese amor! ¡No hay palabras para describirlo!


No merecíamos el amor que nos ha salvado por medio de la fe en Cristo. No es algo que nosotros hubiéramos logrado hacer; ¡es un regalo de Dios!


Pero lo que sí vemos es que Jesús, quien fue hecho un poco inferior a los ángeles, ha sido coronado de gloria y honra por haber sufrido la muerte. Así, por el amor inmerecido de Dios, la muerte que él sufrió resulta en beneficio de todos, aunque no lo merecemos.


Él murió en la cruz ofreciendo su vida como un sacrificio, para que Dios perdonara nuestros pecados. Pero no solo para que nos perdonara a nosotros, sino a todo el mundo.


Y lo que Dios ha dicho es esto: que él nos ha dado vida eterna, y esa vida es para los que creen en su Hijo.


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