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Romanos 3:20 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

20 Por tanto, nadie será declarado justo delante de Dios por hacer lo que la Ley exige. Al contrario, mediante la Ley nos damos cuenta de que somos pecadores.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Pues nadie llegará jamás a ser justo ante Dios por hacer lo que la ley manda. La ley sencillamente nos muestra lo pecadores que somos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Porque en base a la observancia de la Ley no será justificado ningún mortal ante Dios. El fruto de la Ley es otro: nos hace conscientes del pecado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 porque por las obras de la ley ninguna carne será justificada delante de Él,° porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 porque por las obras de la ley nadie será justificado ante él, ya que la ley sólo lleva a más conocimiento del pecado.

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Romanos 3:20
24 Referans Kwoze  

Ustedes no pudieron ser perdonados de esos pecados por la Ley de Moisés, pero todo el que cree recibe el perdón por medio de Jesús.


Pues Dios no considera justos a los que solo oyen la Ley, sino a los que la obedecen.


Por eso afirmamos que todos somos declarados justos por la fe y no por hacer lo que la Ley exige.


En efecto, Dios prometió que le daría el mundo a Abraham y a sus hijos. Pero él no se ganó esa promesa por obedecer la Ley, sino por creer en Dios. Por esa fe fue declarado justo.


Desobedecer la Ley, en efecto, trae castigo. Pero, donde no hay Ley, tampoco hay culpable.


Antes de que la Ley fuera dada, ya existía el pecado en el mundo. También es cierto que el pecado no se toma en cuenta cuando no hay ley.


En lo que respecta a la Ley, esta solo hizo que aumentara el pecado. Pero, allí donde abundó el pecado, el amor de Dios fue más abundante.


porque el pecado se aprovechó del mandamiento y me engañó. El pecado usó el mandamiento para hacerme merecedor de la muerte.


¿Por qué no? Porque no buscaron que Dios los aceptara por medio de la fe. Ellos quisieron lograrlo por medio de sus buenas acciones, como si fuera posible hacerlo. No creyeron en Cristo, y así él fue como una piedra en la que tropezaron.


El arma de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la Ley.


Sin embargo, reconocemos que nadie es aceptado como justo delante de Dios por hacer las cosas que demanda la Ley. Somos aceptados como justos por creer en Jesucristo. Nosotros hemos puesto nuestra fe en Cristo Jesús. Así que somos aceptados como justos por la fe en él y no por hacer las cosas que demanda la Ley. Porque nadie será aceptado por Dios como justo por hacer esas cosas.


Yo, por mi parte, creo que la Ley me condenó a morir, es decir, para la Ley estoy muerto, y ahora vivo para Dios.


Aquellos de ustedes que tratan de ser aceptados como justos por obedecer la Ley se han apartado de Cristo; han rechazado su amor inmerecido.


Pues esta Ley no hizo a nadie perfecto. Y, por otra parte, se nos presenta algo mejor en qué confiar. Esa confianza nos permite acercarnos a Dios.


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