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1 Pedro 4:10 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

10 Usen bien las muchas capacidades que Dios les ha dado. Por eso, cada uno ponga al servicio de los demás la capacidad que haya recibido.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Dios, de su gran variedad de dones espirituales, les ha dado un don a cada uno de ustedes. Úsenlos bien para servirse los unos a los otros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Que cada uno ponga al servicio de los demás el carisma que ha recibido, y de este modo serán buenos administradores de los diversos dones de Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Cada uno según el don que recibió, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Que cada uno ponga al servicio de los demás el don que recibió, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.

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1 Pedro 4:10
29 Referans Kwoze  

Ni siquiera el Hijo del hombre vino para que le sirvieran, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.


Y esta buena noticia del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.


Porque habrá un gran tiempo de sufrimiento, como no lo ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni lo habrá jamás.


»¿Quién es el siervo fiel y prudente a quien su señor ha dejado encargado de los sirvientes para darles la comida a su debido tiempo?


Así mismo, el que recibió dos mil ganó otras dos mil.


Ellos también le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, o como extranjero, o necesitado de ropa, o enfermo, o en la cárcel, y no te ayudamos?”.


Pues, ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvieran, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.


Respondió el Señor: ―¿Quién es el mayordomo fiel y prudente a quien su señor deja encargado de los siervos para repartirles la comida a su debido tiempo?


Llamó a diez de sus siervos y a cada uno le entregó una buena cantidad de dinero. Les instruyó: “Hagan negocio con este dinero hasta que yo vuelva”.


Juana, esposa de Cuza, el administrador de Herodes; Susana y muchas otras que los ayudaban con sus propios recursos.


Por ahora, voy a Jerusalén para llevar un dinero que ayude a los hermanos en la fe.


Lo hicieron de buena voluntad, aunque en realidad era su obligación hacerlo. Pues, si los no judíos han participado de las bendiciones espirituales de los judíos, están en deuda con ellos para servirles con las bendiciones materiales.


Pero soy apóstol gracias al amor de Dios, aunque no merezco ese amor. Ese amor por mí ha dado resultados, pues he trabajado con más fuerza que los demás apóstoles. Sin embargo, reconozco que no soy yo quien lo ha logrado. Ha sido obra de Dios, quien me ha amado sin yo merecerlo.


Aunque yo no lo merecía, Dios me dio el trabajo de maestro constructor. Así que mi enseñanza fue como el fundamento, y otro vino a construir sobre él. Pero cada uno tenga cuidado de cómo construye la fe de los demás.


¿Quién te hace más importante que los demás? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y, si lo recibiste, ¿por qué te sientes orgulloso, como si no te lo hubieran dado?


Nosotros, ayudantes de Dios, les rogamos que sepan apreciar su inmerecido amor.


No hace falta que les escriba acerca de esta ayuda para los creyentes,


Yo soy el más insignificante de todos los creyentes. Sin embargo, recibí este privilegio inmerecido de predicar a las naciones acerca de las incontables bendiciones que Cristo nos puede dar.


Me refiero a Cristo, quien nombró a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros.


Le pido al Señor que lo trate con bondad en el día del juicio final. Tú conoces muy bien las muchas veces que me ayudó en Éfeso.


El líder tiene la responsabilidad de cuidar el trabajo que Dios ha asignado a todos, y por eso debe ser alguien a quien nadie pueda acusar de nada malo. No debe ser orgulloso, ni enojarse con facilidad, ni borracho, ni violento, ni desear ganar dinero con engaños.


Porque Dios no es injusto como para olvidarse de lo que ustedes han hecho y del amor que le tienen él. Amor que ustedes le han demostrado al haber servido, y seguir sirviendo, a los creyentes.


Y, después de que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, Dios mismo los sanará y los hará fuertes, firmes y estables. Él es el mismo Dios quien por puro amor los llamó para disfrutar de su gloria eterna por medio de Jesucristo.


Les he escrito esta breve carta con la ayuda de Silvano, a quien considero un hermano en la fe en quien puedo confiar. Lo he hecho para animarlos y confirmarles que Dios los ama en verdad, aunque no lo merezcan. Nunca duden de su amor.


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