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Zacarías 14:5 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

5 Ustedes huirán por el valle de mi monte, porque se extenderá hasta Asal. Huirán como huyeron del terremoto en los días de Uzías, rey de Judá. Entonces vendrá el Señor mi Dios acompañado de todos los santos.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Y huiréis al valle de los montes, porque el valle de los montes llegará hasta Azal; huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías rey de Judá; y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Ustedes huirán por ese valle, porque llegará hasta Azal. Así es, huirán como lo hicieron durante el terremoto en los días de Uzías, rey de Judá. Entonces vendrá el Señor mi Dios y todos sus santos con él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Y huirán ustedes por ese valle, por entre los dos cerros hacia Yasol. Huirán igual que huyeron cuando hubo ese terremoto en tiempos de Ozías, rey de Judá. Entonces vendrá Yavé, tu Dios, acompañado de todos los santos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Y el valle de Hinom quedará bloqueado, porque el valle entre los dos montes llegará hasta Azal, y vosotros huiréis como cuando el terremoto en tiempos de Uzías, rey de Judá, y vendrá YHVH mi Dios con todos sus santos.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Huiréis por el valle de mis montes, porque el valle de los montes llegará hasta Yasol. Huiréis, como huisteis del terremoto en tiempo de Ozías, rey de Judá. Entonces vendrá Yahveh, mi Dios, y todos los consagrados con él.

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Zacarías 14:5
30 Referans Kwoze  

¡Canten delante del Señor porque ya viene! ¡Ya viene a juzgar la tierra! Y juzgará al mundo con justicia y a los pueblos con fidelidad.


Canten delante del Señor, que ya viene a juzgar la tierra. Y juzgará al mundo con justicia, a los pueblos con equidad.


vendrá contra ti el Señor de los Ejércitos; vendrá con truenos, terremotos y gran estruendo; vendrá con una violenta tormenta y con devoradoras llamas de fuego.


Dense prisa, naciones vecinas, reúnanse en ese lugar. ¡Haz bajar, Señor, a tus guerreros!


Estas son las palabras de Amós, uno de los pastores de Tecoa. Es la visión que recibió acerca de Israel dos años antes del terremoto, cuando Uzías era rey de Judá y Jeroboán, hijo de Joás, era rey de Israel.


Habitantes de Safir, emigren desnudos y humillados. Los habitantes de Zanán no se atrevieron a salir. Bet Ésel está gimiendo, y va a retirarles su apoyo.


¿Quién te crees tú, gigantesca montaña? Ante Zorobabel te convertirás en llanura. Y él sacará la piedra principal entre gritos de: ¡Dios la bendiga! ¡Dios la bendiga!”».


Al oírlos gritar, todos los israelitas huyeron de allí exclamando: —¡Corramos, no sea que la tierra nos trague también a nosotros!


Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles y entonces recompensará a cada persona según lo que haya hecho.


Más tarde, estaba Jesús sentado en el monte de los Olivos cuando llegaron los discípulos y le preguntaron en privado: —¿Cuándo sucederá eso y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo?


»Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, con todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso.


Verán entonces al Hijo del hombre venir en una nube con poder y gran gloria.


Les dijo: «Vino el Señor desde el Sinaí, vino sobre su pueblo, como aurora, desde Seír; resplandeció desde el monte Parán. Llegó con millares de santos desde el sur, desde las laderas de sus montañas.


Que los fortalezca interiormente para que, cuando nuestro Señor Jesús venga con todos los que han creído en él, la santidad de ustedes sea intachable delante de nuestro Dios y Padre.


Entonces se manifestará aquel malvado, a quien el Señor Jesús derrocará con el soplo de su boca y destruirá con el esplendor de su venida.


Así también ustedes, manténganse firmes y aguarden con paciencia la venida del Señor, que ya se acerca.


En ese mismo instante se produjo un violento terremoto y se derrumbó la décima parte de la ciudad. Perecieron siete mil personas, pero los sobrevivientes, llenos de temor, dieron gloria al Dios del cielo.


Luego vi un gran trono blanco y a alguien que estaba sentado en él. De su presencia huyeron la tierra y el cielo, sin dejar rastro alguno.


Entonces vi tronos donde se sentaron los que recibieron autoridad para juzgar. Vi también las almas de los que habían sido decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios. No habían adorado a la bestia ni a su imagen; tampoco se habían dejado poner su marca en la frente ni en la mano. Volvieron a vivir y reinaron con Cristo mil años.


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