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Zacarías 10:6 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

6 »Yo fortaleceré a Judá y salvaré a las tribus de José. Yo los restauraré porque tengo compasión de ellos. Será como si nunca los hubiera rechazado, porque yo soy el Señor su Dios, y les responderé.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Porque yo fortaleceré la casa de Judá, y guardaré la casa de José, y los haré volver; porque de ellos tendré piedad, y serán como si no los hubiera desechado; porque yo soy Jehová su Dios, y los oiré.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 »Yo fortaleceré a Judá y salvaré a Israel; los restauraré a causa de mi compasión. Será como si nunca los hubiera rechazado, porque yo soy el Señor su Dios, que escuchará sus lamentos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Reanimaré al pueblo de Judá y liberaré a la gente de José. Los restableceré, pues les he tenido lástima, y serán como si nunca los hubiera rechazado (porque yo, Yavé, su Dios, los he escuchado).

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Haré aguerrida a la casa de Judá, Daré la victoria a la casa de José, Los haré regresar, pues les tengo compasión, Y serán como si no los hubiera rechazado, Por cuanto Yo soy YHVH su Dios, y los escucharé.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Yo haré fuerte la casa de Judá, salvaré la casa de José; los volveré a casa, porque me apiado de ellos, como si nunca los hubiera rechazado, pues yo soy Yahveh, su Dios, y los escucho.

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Zacarías 10:6
39 Referans Kwoze  

Mi mano siempre lo sostendrá; mi brazo lo fortalecerá.


Izará una bandera para las naciones, reunirá a los desterrados de Israel y de los cuatro puntos cardinales juntará al pueblo esparcido de Judá.


En verdad, el Señor tendrá compasión de Jacob y elegirá de nuevo a Israel. Los asentará en su propio lugar. Los extranjeros se juntarán con ellos y se unirán a los descendientes de Jacob.


Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con la diestra de mi justicia.


»No temas, porque no serás avergonzada. No te turbes, porque no serás humillada. Olvidarás la vergüenza de tu juventud y no recordarás más la deshonra de tu viudez.


Por un momento, en un arrebato de enojo, escondí mi rostro de ti; pero con amor eterno te tendré compasión», dice el Señor, tu Redentor.


En esos días Judá será salvo, Israel morará seguro. Y este es el nombre que se le dará: “El Señor es nuestra justicia”.


En aquellos días la tribu de Judá se unirá al pueblo de Israel y juntos vendrán del país del norte, a la tierra que di como herencia a sus antepasados.


»Así dice el Señor: »“Restauraré la fortuna de las tiendas de campaña de Jacob y tendré compasión de sus moradas. La ciudad resurgirá sobre sus ruinas y el palacio se asentará en el lugar debido.


Sus hijos volverán a ser como antes; ante mí será restablecida su comunidad, pero castigaré a todos sus opresores.


«En aquel tiempo —afirma el Señor—, seré el Dios de todas las familias de Israel, y ellas serán mi pueblo».


¿Acaso no es Efraín mi hijo amado? ¿Acaso no es el niño en quien me deleito? Cada vez que lo reprendo, vuelvo a acordarme de él. Por él mi corazón se conmueve; por él siento mucha compasión», afirma el Señor.


»Vienen días», afirma el Señor, «en que haré un nuevo pacto con Israel y con Judá.


Haré que tanto los hombres como los animales se multipliquen; serán fecundos y numerosos. Los poblaré como en tiempos pasados y los haré prosperar más que antes. Entonces sabrán que yo soy el Señor.


»Así dice el Señor y Dios: Una vez más cederé a la súplica del pueblo de Israel y haré esto por ellos: haré que su pueblo sea tan numeroso como un rebaño.


«Hijo de hombre, toma una vara y escribe sobre ella: “Para Judá y sus aliados los israelitas”. Luego toma otra vara y escribe: “Para José, vara de Efraín y todos sus aliados los israelitas”.


»Por eso, así dice el Señor y Dios: Ahora haré que Jacob vuelva de la cautividad. Tendré compasión de todo el pueblo de Israel y celaré el prestigio de mi santo nombre.


El pueblo de Judá se reunirá con el pueblo de Israel y nombrarán un solo jefe; resurgirán en su país, porque grande será el día de Jezrel.


En cambio, mostraré mi amor al pueblo de Judá y la salvaré; pero no por medio de arco, ni de espada, ni de batallas, ni tampoco por medio de caballos y jinetes, sino por medio del Señor su Dios».


¿Quién es sabio?, el que entiende estas cosas; ¿quién tiene discernimiento?, el que las comprende. Ciertamente son rectos los caminos del Señor: en ellos caminan los justos, mientras que allí tropiezan los rebeldes.


Yo la sembraré para mí en la tierra; mostraré mi amor a Lorrujama. A Loamí lo llamaré Amí; y él me dirá: “Tú eres mi Dios”».


Los descendientes de Jacob serán fuego y los de José, llama; pero la casa real de Esaú será paja: le pondrán fuego y la consumirán de tal forma que no quedará sobreviviente entre los descendientes de Esaú». El Señor lo ha dicho.


¡Levántate, hija de Sión! ¡Ponte a trillar! Yo haré de hierro tus cuernos y de bronce tus pezuñas, para que conviertas en polvo a muchos pueblos, y consagres al Señor sus ganancias injustas; sus riquezas, al Señor de toda la tierra.


«En aquel día», afirma el Señor, «reuniré a las ovejas lastimadas; reuniré a las exiliadas y las maltratadas por mí.


Por eso Dios los entregará al enemigo hasta que tenga su hijo la que va a ser madre y vuelva junto al pueblo de Israel el resto de sus hermanos.


El remanente de Jacob será, entre las naciones, en medio de muchos pueblos, como un león entre los animales del bosque, como un leoncillo entre las ovejas del rebaño, que al pasar las pisotea y las desgarra sin que nadie pueda rescatarlas.


Las naciones verán tus maravillas y se avergonzarán de toda su prepotencia; se llevarán la mano a la boca y sus oídos se ensordecerán.


»Por lo tanto, así dice el Señor: “Volveré a compadecerme de Jerusalén. Allí se reconstruirá mi Templo y se extenderá el cordel de medir sobre Jerusalén”, afirma el Señor de los Ejércitos.


Yo mismo los fortaleceré y caminarán en mi nombre», afirma el Señor.


Pero a esa parte restante la pasaré por el fuego; la refinaré como se refina la plata, la probaré como se prueba el oro. Entonces ellos me invocarán y yo responderé. Yo diré: “Ellos son mi pueblo”. Ellos dirán: “El Señor es nuestro Dios”.


Pero ya no trataré al remanente de este pueblo como lo hice en el pasado”, afirma el Señor de los Ejércitos.


En aquel día el Señor su Dios salvará a su pueblo como a un rebaño y en la tierra del Señor brillarán como las joyas de una corona.


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