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Sofonías 1:18 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

18 No los podrán librar ni su plata ni su oro en el día de la ira del Señor. »En el fuego de su celo será toda la tierra consumida; en un instante reducirá a la nada a todos los habitantes de la tierra».

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

18 Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda la tierra será consumida con el fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada hará de todos los habitantes de la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Ni su plata ni su oro los salvará en el día de la ira del Señor. Pues toda la tierra será devorada por el fuego de su celo. Él dará un final aterrador a toda la gente de la tierra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Ni su oro ni su plata los lograrán salvar cuando estalle la cólera de Dios y consuma en el fuego de su celo al país de Judá y destruya sin dejar rastro siquiera a todos los que habitan esa tierra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de YHVH, cuando el fuego de su celo consuma toda la tierra, porque de cierto exterminará repentinamente a todos los habitantes de la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Ni su plata ni su oro podrán salvarlos en el día de la ira de Yahveh. Por el fuego de su celo será devorada toda la tierra, porque él aniquilará de modo repentino y terrible a todos los habitantes de la tierra.

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Sofonías 1:18
40 Referans Kwoze  

Entonces el Señor dijo: «Voy a borrar de la superficie de la tierra al ser humano que he creado. Y haré lo mismo con los animales, los reptiles y las aves del cielo. ¡Me duele haberlos hecho!».


Los habitantes de Judá hicieron lo malo ante el Señor, y con sus pecados provocaron los celos del Señor más que sus antepasados.


En el día del desastre, el malvado se salva; en el día de la ira, es puesto a salvo.


entre príncipes que poseyeron mucho oro y que llenaron de plata sus mansiones.


Lo irritaron con sus altares paganos; con sus imágenes despertaron sus celos.


¿Hasta cuándo, Señor? ¿Vas a estar enojado para siempre? ¿Arderá tu celo como el fuego?


En el día de la ira de nada sirve ser rico, pero la justicia libra de la muerte.


La riqueza del rico es su baluarte y este cree que sus muros son inalcanzables.


Por eso, afirma el Señor, el Señor de los Ejércitos, el Poderoso de Israel: «Me desquitaré de mis adversarios, me vengaré de mis enemigos.


La Luz de Israel se convertirá en fuego; su Santo se volverá una llama. En un solo día quemará sus espinos y consumirá sus zarzas.


¿Qué van a hacer cuando deban rendir cuentas, cuando llegue desde lejos la tormenta? ¿A quién acudirán en busca de ayuda? ¿En dónde dejarán sus riquezas?


»Por eso, así dice el Señor y Dios: “Descargaré mi enojo y mi furor sobre este lugar, sobre los hombres y los animales, sobre los árboles del campo y los frutos de la tierra. Entonces, arderá mi enojo y no se apagará”.


Haré que en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén se apaguen los gritos de alegría, las voces de júbilo y los cánticos del novio y de la novia, porque esta tierra quedará desolada.


«Convertiré a Jerusalén en un montón de ruinas, en una guarida de chacales. Convertiré en ruinas las ciudades de Judá; ¡las dejaré sin habitantes!».


Te juzgaré como a una adúltera y homicida; derramaré sobre ti mi ira y mi celo.


Descargaré sobre ti el furor de mi ira, y ellos te maltratarán con furia. Te cortarán la nariz y las orejas; a tus sobrevivientes los matarán a filo de espada. Te arrebatarán a tus hijos y a tus hijas, y los que aún queden con vida serán consumidos por el fuego.


La violencia se levantó para castigar la maldad. Nada quedará de ustedes ni de su multitud; nada de su riqueza ni que tenga algún valor.


»La plata la arrojarán a las calles y el oro lo verán como algo impuro. En el día de la ira del Señor, ni el oro ni la plata podrán salvarlos; no servirán para saciar su hambre y llenarse el estómago, porque el oro fue el causante de la caída de ustedes.


»Así dice el Señor y Dios: »¡Las desgracias se siguen unas a otras!


«¡Giman, habitantes del Barrio del Mercado! Aniquilados serán todos sus mercaderes, exterminados cuantos comercian con plata.


Día de ira será aquel día, día de aflicción y angustia, día de ruina y destrucción, día de tinieblas y penumbra, día de niebla y densa oscuridad,


antes que se cumpla lo que he determinado y el día pase como paja arrastrada por el viento; antes que caiga sobre ustedes la ira ardiente del Señor; antes que venga sobre ustedes el día de la ira del Señor.


Espérenme, por tanto, hasta el día que me levante a buscar el botín», afirma el Señor, «porque he decidido reunir a las naciones y juntar a los reinos para derramar sobre ellos mi indignación, toda mi ardiente ira. En el fuego de mi celo toda la tierra será consumida.


¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O qué se puede dar a cambio de la vida?


¿O vamos a provocar celos al Señor? ¿Somos acaso más fuertes que él?


Cuando esto haya sucedido, se encenderá mi ira contra ellos y los abandonaré, ocultaré mi rostro y serán presa fácil. Entonces les sobrevendrán muchos desastres y adversidades, y se preguntarán: “¿No es verdad que todos estos desastres nos han sobrevenido porque nuestro Dios ya no está con nosotros?”.


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