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Salmos 94:5 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

5 A tu pueblo, Señor, lo pisotean; oprimen tu herencia.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

5 A tu pueblo, oh Jehová, quebrantan, Y a tu heredad afligen.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Aplastan a tu pueblo, Señor; lastiman a los que llamas tuyos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Señor, aplastan a tu pueblo, oprimen a tu familia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 A tu pueblo quebrantan, oh YHVH, Y oprimen a tu heredad;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 A tu pueblo, Señor, están pisando, humillando tu heredad.

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Salmos 94:5
20 Referans Kwoze  

¿Acaso no tienen entendimiento todos esos malhechores, esos que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invocan al Señor!


Por tu causa siempre nos llevan a la muerte; ¡nos tratan como a ovejas para el matadero!


De lo contrario, me devorarán como leones; me despedazarán y no habrá quien me libre.


En su corazón dijeron: «¡Vamos a aplastarlos por completo!», y quemaron en el país todos tus santuarios.


Porque a Jacob se lo han devorado y al país lo han dejado en ruinas.


¿Con qué derecho aplastan a mi pueblo y trituran el rostro de los pobres?», afirma el Señor, el Señor de los Ejércitos.


»Y ahora, ¿qué estoy haciendo aquí?», afirma el Señor. «Sin motivo se han llevado a mi pueblo; sus gobernantes se mofan de él», afirma el Señor. «No hay un solo momento en que mi nombre no lo blasfemen.


«Pero tus ojos y tu corazón solo buscan ganancias deshonestas, solo buscan derramar sangre inocente y practicar la opresión y la violencia».


«¡Ustedes saquean mi heredad, y se alegran y regocijan! ¡Saltan como terneras en la pradera, relinchan como sementales!


«Nabucodonosor, el rey de Babilonia, me devoró, me confundió; me dejó como un jarro vacío. Me tragó como un monstruo marino, con mis delicias se ha llenado el estómago para luego vomitarme.


y no se hace justicia, ¿el Señor no se da cuenta?


Tratan con desprecio a su padre y a su madre, oprimen al extranjero, explotan al huérfano y a la viuda.


Por mi parte, yo encargaré a mis dos testigos que, vestidos de luto, profeticen durante mil doscientos sesenta días».


Vi que la mujer se había emborrachado con la sangre de los creyentes y de los que testificaron de Jesús. Al verla, quedé sumamente asombrado.


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