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Salmos 69:20 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

20 Los insultos me han destrozado el corazón; para mí ya no hay remedio. Esperé compasión y no la hubo; busqué consuelo y no lo hallé.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

20 El escarnio ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado. Esperé quien se compadeciese de mí, y no lo hubo; Y consoladores, y ninguno hallé.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Sus insultos me han destrozado el corazón, y estoy desesperado. Si al menos una persona me tuviera compasión; si tan solo alguien volviera y me consolara.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Tanta ofensa me ha partido el corazón, mi vergüenza y confusión son irremediables. Esperé compasión, pero fue en vano, alguien que me consolara, y no lo hallé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 El oprobio ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado, Esperé compasión, y no la hubo, Y consoladores, pero ninguno hallé.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Tú conoces mi oprobio, mi vejación y mis afrentas, todos mis perseguidores están ante tu vista.

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Salmos 69:20
15 Referans Kwoze  

«Muchas veces he escuchado cosas semejantes; ¡el consuelo de ustedes es un desastre!


del escarnio de los arrogantes y del menosprecio de los orgullosos.


Mira a mi derecha y ve: nadie me tiende la mano. No tengo dónde refugiarme; por mí nadie se preocupa.


Mortal agonía me penetra hasta los huesos cuando mis adversarios me insultan, preguntándome a todas horas: «¿Dónde está tu Dios?».


Dios mío, me siento muy abatido; por eso pienso en ti desde la tierra del Jordán, desde las alturas del Hermón, desde el monte Mizar.


Miré, pero no hubo quien me ayudara, me asombró que nadie me diera apoyo. Mi propio brazo me dio la victoria; mi propia ira me sostuvo.


Pero todo esto ha sucedido para que se cumpla lo que escribieron los profetas. Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.


Luego volvió a sus discípulos y los encontró dormidos. «Simón —dijo a Pedro—, ¿estás dormido? ¿No pudiste mantenerte despierto ni una hora?


Entonces todos lo abandonaron y huyeron.


»Ahora mi alma está angustiada, ¿y acaso voy a decir: “Padre, sálvame de esta hora difícil”? ¡Si precisamente para afrontarla he venido!


Miren que viene la hora, y ya es la hora, en que ustedes serán dispersados; cada uno se irá a su propia casa y a mí me dejarán solo. Sin embargo, solo no estoy, porque el Padre está conmigo.


Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles.


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