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Salmos 68:2 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

2 Que desaparezcan del todo, como humo que se disipa con el viento; que perezcan ante Dios los malvados, como cera que se derrite en el fuego.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Como es lanzado el humo, los lanzarás; Como se derrite la cera delante del fuego, Así perecerán los impíos delante de Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Sóplalos y disípalos como si fueran humo; derrítelos como la cera en el fuego. Que los malvados perezcan en la presencia de Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Como humo al viento, así tú los disipas, como cera en el fuego se deshacen.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 ¡Disípense como se disipa el humo! Como la cera se derrite ante el fuego, Así perezcan los malvados ante la presencia de Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Se levanta el Señor, y sus enemigos se dispersan, sus adversarios huyen ante su presencia.

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Salmos 68:2
17 Referans Kwoze  

Enseguida Joab y sus tropas avanzaron contra los arameos y estos huyeron de él.


pero tuvieron que huir ante los israelitas. David mató a setecientos soldados que guiaban los carros de guerra y a cuarenta mil de infantería. También hirió a Sobac, comandante del ejército arameo, quien murió allí mismo.


Como agua he sido derramado; dislocados están todos mis huesos. Mi corazón se ha vuelto como cera y se derrite en mis entrañas.


Los malvados, los enemigos del Señor, acabarán por ser destruidos; desaparecerán como las flores silvestres, se desvanecerán como el humo.


Tú, y solo tú, eres de temer. ¿Quién puede hacerte frente cuando se enciende tu enojo?


Tu vid está derribada, quemada por el fuego; a tu reprensión perece tu pueblo.


Ante el Señor, dueño de toda la tierra, las montañas se derriten como cera.


Al estruendo de tu voz, huyen los pueblos; cuando te levantas, se dispersan las naciones.


como cuando el fuego enciende la leña y hace que hierva el agua! Así darías a conocer tu nombre entre tus enemigos, y ante ti temblarían las naciones.


Porque la maldad arde como un fuego que consume espinos y cardos, que incendia la espesura del bosque y sube luego, como torbellino, en una columna de humo.


¿Por qué yacen postrados tus guerreros? ¡No pueden mantenerse en pie, porque el Señor los ha derribado!


Por eso serán como nube matutina, como rocío que temprano se evapora, como paja que se lleva el viento, como humo que se escapa por la chimenea.


A su paso se derriten los montes como la cera junto al fuego; se agrietan los valles como partidos por el agua de un torrente.


Cada vez que el arca se ponía en marcha, Moisés decía: «¡Levántate, Señor! Sean dispersados tus enemigos; huyan de tu presencia los que te odian».


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