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Salmos 33:16 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

16 No se salva el rey por sus muchos soldados ni por su mucha fuerza se libra el valiente.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

16 El rey no se salva por la multitud del ejército, Ni escapa el valiente por la mucha fuerza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 El ejército mejor equipado no puede salvar a un rey, ni una gran fuerza es suficiente para salvar a un guerrero.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 No salva al rey lo inmenso de sus tropas, ni su gran fuerza libra al que combate.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 El rey no se salva por la multitud del ejército, Ni el poderoso escapa por la mucha fuerza.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 La victoria del rey no está en sus tropas, ni el guerrero se salva por su fuerza.

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Salmos 33:16
32 Referans Kwoze  

Entonces Ben Adad le envió otro mensaje a Acab: «Que los dioses me castiguen sin piedad si queda en Samaria el polvo suficiente para que mis hombres se lleven un puñado».


Así que Acab pasó revista a los cadetes que sumaban doscientos treinta y dos hombres. También pasó revista a las demás tropas israelitas: siete mil en total.


»Ustedes piensan que ahora, por ser muy numerosos y por tener los becerros de oro, esos ídolos que Jeroboán les hizo pueden oponerse al reino del Señor, aunque él se lo ha entregado a los hijos de David.


Dios nuestro, ¿acaso no vas a dictar sentencia contra ellos? Nosotros no podemos oponernos a esa gran multitud que viene a atacarnos. ¡No sabemos qué hacer! Pero en ti hemos puesto nuestra esperanza».


De hecho, los amonitas y los moabitas atacaron a los habitantes de los montes de Seír y los mataron hasta aniquilarlos. Luego de exterminar a los habitantes de Seír, ellos mismos se atacaron y se mataron unos a otros.


Entonces el Señor envió un ángel para que exterminara a todos los soldados, a los comandantes y oficiales del campamento del rey de Asiria, quien tuvo que volver avergonzado a su país. Al entrar en el templo de su dios, sus propios hijos lo asesinaron.


Cuida siempre de los justos; los hace reinar en compañía de reyes y los exalta para siempre.


¿Pondrás tu confianza en su tremenda fuerza? ¿Echarás sobre sus lomos tu pesado trabajo?


Ellos se doblegan y caen, pero nosotros nos levantamos y nos mantenemos firmes.


Porque no fue su espada la que conquistó la tierra ni fue su brazo el que les dio la victoria: fue tu brazo, tu mano derecha; fue la luz de tu rostro, porque tú los amabas.


Al recobrar las aguas su estado normal, se tragaron a todos los carros y jinetes del faraón, y a todo el ejército que había entrado al mar para perseguir a los israelitas. Ninguno de ellos quedó con vida.


Me fijé de nuevo que bajo el sol la carrera no la ganan los más veloces ni ganan la batalla los más valientes; tampoco los sabios tienen qué comer ni los inteligentes abundan en dinero, ni los instruidos gozan de simpatía; sino que a todos les llegan buenos y malos tiempos.


»¿Cómo se atreven a decir: “Somos guerreros, hombres valientes para la guerra”?


Así dice el Señor: «Que no se gloríe el sabio de su sabiduría, ni el poderoso de su poder, ni el rico de su riqueza.


Pero ustedes sembraron maldad, cosecharon crímenes y comieron el fruto de la mentira, porque confiaron en sus carros y en la multitud de sus guerreros.


Entonces no habrá escapatoria para el ágil, ni el fuerte podrá valerse de su fuerza, ni el guerrero librará su vida.


El arquero no se mantendrá firme, ni escapará con vida el ágil de piernas, ni se salvará el que monta a caballo.


Dame, pues, la región montañosa que el Señor me prometió en esa ocasión. Desde ese día, tú bien sabes que los anaquitas habitan allí y que sus ciudades son enormes y fortificadas. Sin embargo, con la ayuda del Señor los expulsaré de ese territorio, tal como él ha prometido».


El Señor dijo a Gedeón: «Tienes demasiada gente para que yo entregue a Madián en sus manos. A fin de que Israel no vaya a jactarse contra mí y diga que su propia fortaleza lo ha librado,


Pero el Señor dijo a Gedeón: «Todavía hay demasiada gente. Hazlos bajar al agua y allí los seleccionaré por ti. Si digo: “Este irá contigo”, ese irá; pero si digo: “Este no irá contigo”, ese no irá».


Un famoso guerrero, oriundo de Gat, salió del campamento filisteo. Su nombre era Goliat, y tenía una estatura de seis codos y un palmo.


Él guardará los pasos de sus fieles, pero los malvados se perderán entre las sombras. »¡Nadie triunfa por sus propias fuerzas!


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