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Salmos 3:7 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

7 ¡Levántate, Señor! ¡Ponme a salvo, Dios mío! ¡Rómpeles la quijada a mis enemigos! ¡Rómpeles los dientes a los malvados!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

7 Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío; Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; Los dientes de los perversos quebrantaste.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 ¡Levántate, oh Señor! ¡Rescátame, Dios mío! ¡Abofetea a todos mis enemigos! ¡Destroza los dientes de los malvados!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 ¡Levántate, Señor! ¡Sálvame, oh Dios mío! Tú golpeas en la cara a mis enemigos y a los malvados les rompes los dientes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 ¡Levántate, oh YHVH, y sálvame Dios mío! Porque Tú eres el que golpea a todos mis enemigos en la mejilla, Y quebrantas los dientes de los malvados.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Yo no temo las populosas multitudes, apostadas, en torno, contra mí.

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Salmos 3:7
17 Referans Kwoze  

La batalla se extendió por toda el área, de modo que el bosque causó más muertes que la espada misma.


La gente se mofa de mí abiertamente; burlones, me dan de bofetadas, y todos juntos se ponen en mi contra.


A los malvados les rompí las mandíbulas; ¡de sus dientes les arrebaté la presa!


¡Levántate, Señor! ¡Levanta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos!


«Por la aflicción de los oprimidos y por el gemido del pobre, voy a levantarme», dice el Señor, «y los pondré a salvo de quienes los oprimen».


Aun cuando un ejército me asedie, no temerá mi corazón; aun cuando una guerra estalle contra mí, yo mantendré la confianza.


¡Despierta! ¡Levántate en mi defensa! ¡Defiéndeme, mi Dios y Señor!


¡Despierta, Señor! ¿Por qué duermes? ¡Levántate! No nos rechaces para siempre.


Rómpeles, oh Dios, los dientes; ¡arráncales, Señor, los colmillos a esos leones!


Tú, Señor, eres el Dios de los Ejércitos, eres el Dios de Israel. ¡Despiértate y castiga a todas las naciones; no tengas compasión de esos malvados traidores! Selah


Vuélvete, Señor, y sálvame la vida; por tu gran amor, ¡ponme a salvo!


¡Levántate, Señor, en tu ira! ¡Enfréntate al furor de mis enemigos! ¡Despierta e imparte justicia!


¿Por qué retraes tu mano, tu mano derecha? ¿Por qué te quedas cruzado de brazos? ¡Destrúyelos!


cuando tú, oh Dios, te levantaste para juzgar, para salvar a todos los pobres de la tierra. Selah


¡Despierta, brazo del Señor! ¡Despierta y vístete de fuerza! Despierta, como en los días pasados, como en las generaciones de antaño. ¿No fuiste tú el que despedazó a Rahab, el que traspasó a ese monstruo marino?


¡Que dé la otra mejilla a quien lo hiera, y quede así cubierto de deshonra!


¡Ay del que dice al madero: “Despierta”, y a la piedra muda: “Levántate”! Aunque están recubiertos de oro y plata, nada pueden enseñarle, pues carecen de aliento de vida.


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