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Salmos 22:14 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

14 Como agua he sido derramado; dislocados están todos mis huesos. Mi corazón se ha vuelto como cera y se derrite en mis entrañas.

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Biblia Reina Valera 1960

14 He sido derramado como aguas, Y todos mis huesos se descoyuntaron; Mi corazón fue como cera, Derritiéndose en medio de mis entrañas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Mi vida se derrama como el agua, y todos mis huesos se han dislocado. Mi corazón es como cera que se derrite dentro de mí.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Yo soy como el arroyo que se escurre; todos mis huesos se han descoyuntado; mi corazón se ha vuelto como cera, dentro mis entrañas se derriten.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Soy derramado como aguas, Y todos mis huesos se descoyuntan, Mi corazón se ha derretido como cera Dentro de mi pecho.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 hacia mí abren sus fauces, como león que ruge y que devora.

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Salmos 22:14
15 Referans Kwoze  

La gente se mofa de mí abiertamente; burlones, me dan de bofetadas, y todos juntos se ponen en mi contra.


Dios ha hecho que mi corazón desmaye; me tiene aterrado el Todopoderoso.


»Y ahora la vida se me escapa; me oprimen los días de sufrimiento.


Puedo contar todos mis huesos; con satisfacción perversa la gente se detiene a mirarme.


La vida se me va en angustias y los años en lamentos; la aflicción está acabando con mis fuerzas y mis huesos se van debilitando.


De mí se ríen a carcajadas y exclaman: «¡Miren en lo que vino a parar!».


Que desaparezcan del todo, como humo que se disipa con el viento; que perezcan ante Dios los malvados, como cera que se derrite en el fuego.


Todos nuestros enemigos abren la boca para hablar mal de nosotros.


el rostro le palideció del susto, las rodillas comenzaron a temblarle y apenas podía sostenerse.


¡Destrucción, ruina, devastación! Desfallecen los corazones, tiemblan las rodillas, se estremecen los cuerpos, palidecen los rostros.


«Es tal la angustia que me invade que me siento morir —dijo—. Quédense aquí y manténganse despiertos conmigo».


Pero como estaba angustiado, se puso a orar con más fervor y su sudor era como gotas de sangre que caían a tierra.


»Ahora mi alma está angustiada, ¿y acaso voy a decir: “Padre, sálvame de esta hora difícil”? ¡Si precisamente para afrontarla he venido!


El ejército israelita sufrió treinta y seis bajas, y fue perseguido desde la puerta de la ciudad hasta las canteras. Allí, en una pendiente, fueron vencidos. Como resultado, todo el pueblo se acobardó y se llenó de miedo.


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