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Salmos 18:8 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

8 Por la nariz echaba humo, por la boca, fuego consumidor; ¡lanzaba carbones encendidos!

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Biblia Reina Valera 1960

8 Humo subió de su nariz, Y de su boca fuego consumidor; Carbones fueron por él encendidos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 De su nariz salía humo a raudales; de su boca saltaban violentas llamas de fuego. Carbones encendidos se disparaban de él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Subía humo de sus narices y de su boca salía un fuego abrasador que arrojaba carbones encendidos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 De su nariz se alzó una humareda, Un fuego voraz de su boca, Ascuas de fuego se encendían en Él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 La tierra treme toda y se perturba, las bases de los montes se estremecen y palpitan, a causa de su ira.

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Salmos 18:8
18 Referans Kwoze  

Volvió la mirada hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que de la tierra subía humo, como de un horno.


Ascuas de fuego brotan de su hocico; chispas de lumbre salen disparadas.


Él mira la tierra y la hace temblar; toca los montes y los hace echar humo.


Hará llover sobre los malvados ardientes brasas y candente azufre; ¡un viento abrasador será la porción de su copa!


Cuando tú, Señor, te manifiestes, los convertirás en un horno encendido. En su ira los devorará el Señor; un fuego los consumirá.


Nuestro Dios viene, pero no en silencio; lo precede un fuego que todo lo destruye y a su alrededor ruge la tormenta.


¿Por qué, oh Dios, nos has rechazado para siempre? ¿Por qué se ha encendido tu ira contra las ovejas de tu prado?


Quien huya del grito de terror caerá en la fosa, y quien suba del fondo de la fosa caerá en la trampa. Abiertas están las compuertas de lo alto y tiemblan los cimientos de la tierra.


De su presencia brotaba un torrente de fuego. Miles y millares le servían; centenares de miles estaban delante de él. Al iniciarse el juicio, los libros fueron abiertos.


Entonces salió de la presencia del Señor un fuego que los consumió y murieron ante él.


«Envié una destrucción como la de Sodoma y Gomorra; eran como brazas, tizones rescatados del fuego. Con todo, ustedes no se volvieron a mí», afirma el Señor.


Aconteció que el pueblo se quejó de las dificultades que estaba sufriendo. Al oírlos el Señor, ardió en ira y su fuego consumió los alrededores del campamento.


Y los doscientos cincuenta hombres que ofrecían incienso fueron consumidos por el fuego del Señor.


El Señor no querrá perdonarlo, sino que su ira y su celo arderán contra ese hombre. Todas las maldiciones escritas en este libro caerán sobre él, y el Señor hará que desaparezca hasta el último de sus descendientes.


Si alguien quiere hacerles daño, ellos lanzan fuego por la boca y consumen a sus enemigos. Así habrá de morir cualquiera que intente hacerles daño.


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