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Salmos 143:10 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

10 Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Que tu buen Espíritu me guíe por un terreno firme.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Que tu buen Espíritu me lleve hacia adelante con pasos firmes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Enséñame a que haga tu voluntad, ya que tú eres mi Dios; que tu buen espíritu me guíe por un terreno plano.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Enséñame a hacer tu voluntad, porque Tú eres mi Dios, Tu buen Espíritu me guíe por tierra llana.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Enséñame a cumplir tu voluntad, pues tú eres mi Dios. Que tu aliento bondadoso me conduzca por una tierra llana.

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Salmos 143:10
36 Referans Kwoze  

Con tu buen Espíritu les diste entendimiento. No quitaste tu maná de su boca; les diste agua para calmar su sed.


Tú eres mi Dios, por eso te doy gracias; tú eres mi Dios, por eso te exalto.


¡Bendito seas, Señor! ¡Enséñame tus estatutos!


Dirígeme por la senda de tus mandamientos, porque en ella encuentro mi solaz.


Fíjate si voy por un camino que te ofende y guíame por el camino eterno.


Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios. Atiende, Señor, mi voz suplicante».


Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué estás lejos para salvarme, tan lejos de mis gritos de angustia?


me infunde nuevas fuerzas. Me guía por sendas de justicia haciendo honor a su nombre.


¿Quién es el hombre que teme al Señor? Será instruido en el mejor de los caminos.


Guíame, Señor, por tu camino; dirígeme por la senda de rectitud, por causa de mis enemigos.


Pero yo, Señor, en ti confío, y digo: «Tú eres mi Dios».


Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, sedienta y sin agua.


El Señor ha derramado sobre ustedes un espíritu de profundo sueño; a los profetas les tapó los ojos, a los visionarios les cubrió la cabeza.


El Espíritu del Señor les dio descanso, como a ganado que pasta en la llanura. Fue así como guiaste a tu pueblo, para hacerte un nombre glorioso.


Muchos pueblos vendrán y dirán: «¡Vengan, subamos al monte del Señor, al Templo del Dios de Jacob! Dios mismo nos instruirá en sus caminos y así andaremos por sus sendas». Porque de Sión saldrá la Ley, de Jerusalén, la palabra del Señor.


Aunque la nube reposara sobre el santuario un par de días, un mes o más tiempo, los israelitas se quedaban en el campamento y no partían. Pero cuando se levantaba, se ponían en marcha.


enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.


Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que he dicho.


Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo.


Les ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que se unan conmigo en esta lucha y que oren a Dios por mí.


Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.


pues por medio de él la ley del Espíritu de vida te ha liberado de la ley del pecado y de la muerte.


Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.


No agravien al Espíritu Santo de Dios con el que fueron sellados para el día de la redención.


(el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad)


Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio.


Que él los capacite en todo lo bueno para hacer su voluntad. Y que, por medio de Jesucristo, Dios cumpla en nosotros lo que le agrada. A él sea la gloria por siempre jamás. Amén.


En cuanto a ustedes, la unción que de él recibieron permanece en ustedes y no necesitan que nadie les enseñe. Esa unción es verdadera —no es falsa— y les enseña todas las cosas. Permanezcan en él tal y como él les enseñó.


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