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Salmos 142:5 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

5 A ti, Señor, te pido ayuda; a ti te digo: «Tú eres mi refugio, mi porción en la tierra de los vivientes».

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

5 Clamé a ti, oh Jehová; Dije: Tú eres mi esperanza, Y mi porción en la tierra de los vivientes.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Entonces oro a ti, oh Señor, y digo: «Tú eres mi lugar de refugio. En verdad, eres todo lo que quiero en la vida.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 ¡A ti clamo, Señor, a ti te digo: 'Tú eres mi esperanza, mi parte en la tierra de los que viven!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 ¡A ti clamo, oh YHVH! Te digo: Tú eres mi refugio, Mi porción en la tierra de los vivientes.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Miro a mi diestra para ver, y no hay un solo conocido; se ha perdido para mí todo refugio, no hay nadie que se interese por mi vida.

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Salmos 142:5
16 Referans Kwoze  

¡Mi herencia eres tú, Señor! Prometo obedecer tus palabras.


Tú, Señor, eres mi herencia y mi copa; eres tú quien ha afirmado mi porción.


Pero de una cosa estoy seguro: he de ver la bondad del Señor en esta tierra de los vivientes.


Me devuelven mal por bien y eso me duele en el alma;


Dios es nuestro refugio y nuestra fortaleza, nuestra segura ayuda en momentos de angustia.


El Señor de los Ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah


El Señor de los Ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah


Tú, oh Dios, me has librado de tropiezos, me has librado de la muerte, para que siempre, en tu presencia, camine en la luz de la vida.


Podrán desfallecer mi cuerpo y mi corazón, pero Dios es la roca de mi corazón; él es mi herencia eterna.


Yo digo al Señor: «Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío».


Luego me fijé en tanta opresión que hay bajo el sol. Vi llorar a los oprimidos y no había quien los consolara; el poder estaba del lado de sus opresores y no había quien los consolara.


Me digo a mí mismo: «El Señor es mi herencia. ¡En él esperaré!».


Miren que viene la hora, y ya es la hora, en que ustedes serán dispersados; cada uno se irá a su propia casa y a mí me dejarán solo. Sin embargo, solo no estoy, porque el Padre está conmigo.


Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que por medio de mí se llevara a cabo la predicación del mensaje y lo oyeran todos los paganos. Y fui librado de la boca del león.


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