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Salmos 119:154 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

154 Defiende mi causa y rescátame; dame vida conforme a tu promesa.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

154 Defiende mi causa, y redímeme; Vivifícame con tu palabra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

154 ¡Defiende mi caso; ponte de mi lado! Protege mi vida como lo prometiste.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

154 Defiende mi causa y líbrame, que me vivifique tu palabra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

154 Aboga por mi causa, redímeme; Y vivifícame por tu palabra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

154 Propugna mi derecho, rescatándome, y según tu promesa dame vida.

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Salmos 119:154
15 Referans Kwoze  

»Si se tratara de mí, yo apelaría a Dios; ante él expondría mi caso.


Postrado estoy en el polvo; dame vida conforme a tu palabra.


Confirma tu promesa a este siervo, para que seas temido.


¡Cómo anhelo tus preceptos! ¡Dame vida conforme a tu justicia!


Ataca, Señor, a los que me atacan; combate a los que me combaten.


¡Despierta! ¡Levántate en mi defensa! ¡Defiéndeme, mi Dios y Señor!


¡Júzgame, oh Dios! Defiende mi causa frente a esta nación impía; líbrame de gente mentirosa y malhechora.


porque el Señor defenderá su causa y despojará a quienes los despojen.


Pero tú, Señor de los Ejércitos, que juzgas con justicia, que pruebas la mente y el corazón, ¡déjame ver cómo te vengas de ellos, porque en tus manos he puesto mi causa!


Pero su Redentor es fuerte, su nombre es el Señor de los Ejércitos. Con vigor defenderá su causa; traerá descanso a su tierra, pero perturbación a Babilonia.


Por eso, así dice el Señor: «¡Mira! Voy a defender tu causa y llevaré a cabo tu venganza; voy a secar el agua de su mar y dejaré secos sus manantiales.


He pecado contra el Señor, así que soportaré su furia hasta que defienda mi causa y me haga justicia. Entonces me sacará a la luz y veré su justicia.


Mis queridos hijos, escribo estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo.


¡Que sea el Señor quien juzgue y dicte la sentencia entre nosotros dos! ¡Que examine mi causa, y me defienda y me libre de usted!».


Cuando David terminó de hablar, Saúl dijo: —David, hijo mío, ¡pero si eres tú quien me habla! Y alzando la voz, se echó a llorar.


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