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Salmos 10:14 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

14 Pero tú ves la maldad y la aflicción, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas se encomiendan a ti; tú eres la ayuda de los huérfanos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

14 Tú lo has visto; porque miras el trabajo y la vejación, para dar la recompensa con tu mano; A ti se acoge el desvalido; Tú eres el amparo del huérfano.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Pero tú ves los problemas y el dolor que causan; lo tomas en cuenta y los castigas. Los indefensos depositan su confianza en ti; tú defiendes a los huérfanos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Pero tú has visto la pena y el dolor, los miras y los recoges en tus manos. A ti el desamparado se encomienda, a ti que al huérfano socorres.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 r Sin embargo Tú lo ves, Porque observas el agravio y la vejación, Para retribuirlo con tu mano. ¡A ti se encomienda el desvalido! ¡Tú eres el defensor del huérfano!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Res. Tú mismo puedes ver, observar el pesar y la aflicción y tomarlos en tus manos. A ti el pobre se abandona, al huérfano eres tú quien le socorre.

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Salmos 10:14
35 Referans Kwoze  

Cuando Dios oyó al muchacho sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del muchacho ahí donde está.


Entonces él me dijo: “Fíjate bien y te darás cuenta de que todos los chivos que cubren a las cabras son rayados, manchados o moteados. Yo he visto todo lo que te ha hecho Labán.


A lo mejor el Señor toma en cuenta mi aflicción y me paga con bendiciones las maldiciones que estoy recibiendo hoy.


“Ayer vi aquí la sangre de Nabot y de sus hijos. Por lo tanto, juro que en este mismo terreno te haré pagar por ese crimen. Yo, el Señor, lo afirmo”. Saca, pues, el cadáver y tíralo en el terreno, según la palabra que dio a conocer el Señor.


Así fue como el rey Joás, no tomando en cuenta la bondad de Joyadá, mató a su hijo Zacarías, quien al morir dijo: «¡Que el Señor vea esto y te juzgue!».


óyelo tú desde el cielo y juzga a tus siervos. Condena al culpable y haz que reciba su merecido; absuelve al inocente y vindícalo por su rectitud.


El Señor protege al extranjero y sostiene al huérfano y a la viuda, pero frustra los planes de los malvados.


No te alejes de mí, porque la angustia está cerca y no hay nadie que me ayude.


No me entregaste al enemigo, sino que me pusiste en lugar espacioso.


Señor, tú has visto todo esto; no te quedes callado. ¡Señor, no te alejes de mí!


Entrégale tus afanes al Señor y él te sostendrá; no permitirá que el justo caiga y quede abatido para siempre.


Padre de huérfanos y defensor de viudas es Dios en su morada santa.


Dios da un hogar a los desamparados y dicha a los cautivos que libera; pero los rebeldes habitarán en el desierto.


Fue así como Dios se fijó en los israelitas y los tomó en cuenta.


»No explotes a las viudas ni a los huérfanos,


»Si alguien toma en prenda el manto de su prójimo, deberá devolvérselo al caer la noche.


El Señor derriba la casa de los soberbios, pero mantiene intactos los linderos de las viudas.


Los ojos del Señor están en todo lugar, vigilando a los buenos y a los malos.


¿Qué van a hacer cuando deban rendir cuentas, cuando llegue desde lejos la tormenta? ¿A quién acudirán en busca de ayuda? ¿En dónde dejarán sus riquezas?


Porque mis ojos ven todas sus acciones; ninguna de ellas me es oculta. Su iniquidad no puede esconderse de mi vista.


«¿Podrá el hombre hallar un escondite donde yo no pueda encontrarlo?», afirma el Señor. «¿Acaso no soy yo el que llena los cielos y la tierra?», afirma el Señor.


¡Abandona a tus huérfanos, que yo les protegeré la vida! ¡Tus viudas pueden confiar en mí!».


Llega contra Babilonia el destructor; sus guerreros serán capturados y sus arcos serán hechos pedazos. Porque el Señor es un Dios que a cada cual da su merecido.


Tú, Señor, viste el mal que me causaron; ¡hazme justicia!


Tú notaste su sed de venganza y todas sus maquinaciones en mi contra.


Asiria no podrá salvarnos; no montaremos caballos de guerra. Nunca más llamaremos “dios nuestro” a cosas hechas por nuestras manos, pues en ti el huérfano halla compasión».


«Yo sanaré su rebeldía y los amaré de pura gracia, porque mi ira contra ellos se ha calmado.


»Ahora bien, ¿qué tienen en contra mía Tiro y Sidón y todas las regiones de Filistea? ¿Quieren acaso vengarse de mí? Si es así, yo haré que muy pronto recaiga sobre ustedes su propia venganza,


Son tan puros tus ojos que no puedes ver el mal; no te es posible contemplar la opresión. ¿Por qué entonces toleras a los traidores? ¿Por qué guardas silencio mientras los malvados se tragan a los más justos que ellos?


Él defiende la causa del huérfano y de la viuda, y muestra su amor por el extranjero, proveyéndole alimentos y ropa.


Por ese motivo padezco estos sufrimientos. Pero no me avergüenzo, porque sé en quién he creído, y estoy seguro de que tiene poder para guardar hasta aquel día lo que le he confiado.


Ninguna cosa creada escapa a la vista de Dios. Todo está al descubierto, expuesto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.


Así pues, los que sufren según la voluntad de Dios, confíen en su fiel Creador y sigan practicando el bien.


Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.


Entonces Adoní Bézec exclamó: «¡Setenta reyes, cortados los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies, recogían migajas debajo de mi mesa! ¡Ahora Dios me ha hecho lo mismo que yo hice con ellos!». Luego lo llevaron a Jerusalén y allí murió.


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