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Oseas 6:6 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

6 Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios, conocimiento de Dios en lugar de holocaustos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

6 Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Quiero que demuestren amor, no que ofrezcan sacrificios. Más que ofrendas quemadas, quiero que me conozcan.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Porque me gusta más el amor que los sacrificios, y el conocimiento de Dios, más que víctimas consumidas por el fuego.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Porque fidelidad quiero, y no sacrificios, Conocimiento de Dios, y no holocaustos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Porque amor quiero yo y no sacrificios, conocimiento de Dios más que holocaustos.

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Oseas 6:6
24 Referans Kwoze  

»Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre y sírvele de todo corazón y con buena disposición, pues el Señor escudriña todo corazón y discierne todo pensamiento. Si lo buscas, te permitirá que lo encuentres; si lo abandonas, te rechazará para siempre.


No te reprendo por tus sacrificios ni por tus holocaustos, que siempre me ofreces.


Practicar la justicia y el derecho lo prefiere el Señor a los sacrificios.


Cuando vayas a la casa de Dios, cuida tus pasos y acércate a escuchar en vez de ofrecer sacrificio de necios, que ni conciencia tienen de que hacen mal.


«¿De qué me sirven sus muchos sacrificios?», dice el Señor. «Harto estoy de holocaustos de carneros y de la grasa de animales engordados; la sangre de novillos, corderos y machos cabríos no me complace.


»El ayuno que he escogido, ¿no es más bien romper las cadenas de injusticia y desatar las correas del yugo, poner en libertad a los oprimidos y romper toda atadura?


Defendía la causa del pobre y del necesitado; por eso le fue bien. ¿Acaso no es esto conocerme?», afirma el Señor.


En verdad, cuando yo saqué de Egipto a sus antepasados, no les dije ni ordené nada acerca de holocaustos y sacrificios.


Por tanto, yo ruego a Su Majestad aceptar el consejo que le voy a dar: Renuncie usted a sus pecados y actúe con justicia; renuncie a su maldad y sea bondadoso con los oprimidos. Tal vez su prosperidad pueda continuar».


Piensen bien lo que dirán y vuélvanse al Señor con este ruego: «Perdónanos nuestras maldades y recíbenos con benevolencia, pues queremos ofrecerte el fruto de nuestros labios.


Te haré mi esposa con fidelidad y entonces conocerás al Señor.


Escuchen, israelitas, la palabra del Señor, porque el Señor entabla un pleito contra los habitantes del país: «Ya no hay en esta tierra fidelidad ni amor ni conocimiento de Dios.


Me han ofrecido sacrificios y ofrendas, y se han comido la carne, pero el Señor no se agrada con ellos. Ahora voy a recordar sus maldades y castigaré sus pecados; y tendrán que regresar a Egipto.


«Detesto y aborrezco sus fiestas religiosas; no me agradan sus cultos solemnes.


¿Con qué me presentaré ante el Señor y me postraré ante el Dios Altísimo? ¿Podré presentarme con holocaustos o con becerros de un año?


¡Él te ha mostrado, oh mortal, lo que es bueno! ¿Y qué es lo que espera de ti el Señor?: Practicar la justicia, amar la misericordia y caminar humildemente ante tu Dios.


Si ustedes supieran qué significa esto: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios”, no condenarían a los que no son culpables.


Dichosos los compasivos, porque serán tratados con compasión.


Pero vayan y aprendan qué significa esto: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios”. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.


Amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más importante que todos los holocaustos y sacrificios.


Todos ellos habían sido circuncidados, pero no los que nacieron en el desierto mientras el pueblo peregrinaba después de salir de Egipto.


Sabemos que hemos llegado a conocer a Dios si obedecemos sus mandamientos.


Todo el que permanece en él no practica el pecado. Todo el que practica el pecado no lo ha visto ni lo ha conocido.


Samuel respondió: «¿Qué agrada más al Señor: que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios o que se obedezca lo que él dice? El obedecer vale más que el sacrificio, y prestar atención, más que la grasa de carneros.


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