Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt

- Piblisite -





Oseas 11:8 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

8 »¿Cómo podría yo entregarte, Efraín? ¿Cómo podría abandonarte, Israel? ¿Cómo puedo entregarte como a Admá? ¿Cómo puedo hacer contigo como con Zeboyín? Dentro de mí, el corazón me da vuelcos, y se me conmueven las entrañas.

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

8 ¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel? ¿Cómo podré yo hacerte como Adma, o ponerte como a Zeboim? Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión.

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

8 »Oh, Israel, ¿cómo podría abandonarte? ¿Cómo podría dejarte ir? ¿Cómo podría destruirte como a Adma o demolerte como a Zeboim? Mi corazón está desgarrado dentro de mí y mi compasión se desborda.

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

8 ¿Cómo voy a dejarte abandonado, Efraím? ¿Cómo no te voy a rescatar, Israel? ¿Será posible que te abandone como a Adma o que te trate igual que a Seboím? Mi corazón se conmueve y se remueven mis entrañas.

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

8 Pero, ¿cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Cómo podré entregarte, oh Israel? ¿Te dejaré acaso como Adma? ¿Te trataré como a Zeboim?° Me da un vuelco el corazón, se me conmueven las entrañas.

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 ¿Cómo podré yo abandonarte, Efraín; cómo entregarte, Israel? ¿Cómo podré yo dejarte como a Admá, ni hacerte semejante a Seboín? Mi corazón se remueve dentro de mí, a la vez que se conmueven mis entrañas.

Gade chapit la Kopi




Oseas 11:8
38 Referans Kwoze  

Entonces los reyes de Sodoma, Gomorra, Admá, Zeboyín y Bela, es decir, Zoar, salieron al valle de Sidín y presentaron batalla


Entonces el ángel del Señor, que estaba en el lugar donde Arauna el jebuseo limpiaba el trigo, extendió su mano hacia Jerusalén para destruirla. Pero el Señor se lamentó del castigo que había enviado y dijo al ángel destructor: «¡Basta! ¡Detén tu mano!».


La verdadera madre, angustiada por su hijo, dijo al rey: —¡Por favor, mi señor! ¡Dele usted a ella el niño que está vivo, pero no lo mate! En cambio, la otra exclamó: —¡Ni para mí ni para ti! ¡Que lo partan!


Sin embargo, el Señor tuvo misericordia de ellos. Por causa del pacto que había hecho con Abraham, Isaac y Jacob, se compadeció de los israelitas y los preservó, y hasta el día de hoy no ha querido destruirlos ni arrojarlos de su presencia.


Por amor a su pueblo y al lugar donde habita, el Señor, Dios de sus antepasados, con frecuencia les enviaba advertencias por medio de sus mensajeros.


Dios se acordó del pacto que había hecho con ellos y por su gran amor les tuvo compasión.


Por eso vibran mis entrañas por Moab como las cuerdas de un arpa; vibra todo mi ser por Quir Jares.


Mira bien desde el cielo; observa desde tu morada santa y gloriosa. ¿Dónde están tu celo y tu poder? ¡Se nos niega tu abundante compasión y ternura!


pero si la nación de la cual hablé se arrepiente de su maldad, también yo desistiré del castigo que había pensado infligirles.


Ve al norte y proclama este mensaje: »“¡Vuelve, apóstata Israel! No te miraré con ira”, afirma el Señor. “No te guardaré rencor para siempre, porque soy misericordioso”, afirma el Señor.


¿Acaso no es Efraín mi hijo amado? ¿Acaso no es el niño en quien me deleito? Cada vez que lo reprendo, vuelvo a acordarme de él. Por él mi corazón se conmueve; por él siento mucha compasión», afirma el Señor.


“Si se quedan en este país, yo los edificaré y no los derribaré, los plantaré y no los arrancaré, porque me duele haberles causado esa calamidad.


Tú, Jeremías, vives en medio de engañadores, que por su engaño no quieren reconocerme», afirma el Señor.


Por eso, así dice el Señor de los Ejércitos: «Voy a refinarlos, a ponerlos a prueba. ¿Qué más puedo hacer con mi pueblo?


»¡Mírame, Señor, que me encuentro angustiada! ¡Siento una profunda agonía! Mi corazón se agita dentro de mí, pues he sido muy rebelde. Allá afuera, la espada me deja sin hijos; dentro de la casa hay ambiente de muerte.


Nos hace sufrir, pero también muestra compasión, porque es muy grande su amor.


El Señor nos hiere y nos aflige, pero no porque sea de su agrado.


Diles: “Tan cierto como que yo vivo, afirma el Señor y Dios, no me alegro con la muerte del malvado, sino con que se convierta de su mala conducta y viva. ¡Conviértete, pueblo de Israel; conviértete de tu conducta perversa! ¿Por qué habrás de morir?”.


Los sobrevivientes se acordarán de mí en las naciones donde hayan sido llevados cautivos. Se acordarán de cómo me he afligido por culpa de su corazón adúltero, y de cómo se apartaron de mí y se fueron tras sus ídolos. ¡Sentirán asco de ellos mismos por todas las maldades que hicieron y por sus obras repugnantes!


«¿Qué voy a hacer contigo, Efraín? ¿Qué voy a hacer contigo, Judá? El amor de ustedes es como nube matutina, como rocío que temprano se evapora.


y cuando yo sane a Israel, la perversidad de Efraín y la maldad de Samaria quedarán al descubierto. Porque ellos cometen fraudes; mientras el ladrón se mete en las casas, una banda de salteadores roba en las calles.


«Envié una destrucción como la de Sodoma y Gomorra; eran como brazas, tizones rescatados del fuego. Con todo, ustedes no se volvieron a mí», afirma el Señor.


Entonces el Señor se compadeció y dijo: —Esto no va a suceder.


Entonces el Señor se compadeció y dijo: —Esto tampoco va a suceder.


Por eso Dios los entregará al enemigo hasta que tenga su hijo la que va a ser madre y vuelva junto al pueblo de Israel el resto de sus hermanos.


Tan cierto como que yo vivo», afirma el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel, «Moab vendrá a ser como Sodoma y los amonitas como Gomorra: se volverán campos de espinos y minas de sal, ruina perpetua. El remanente de mi pueblo los saqueará; los sobrevivientes de mi nación heredarán su tierra».


»¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste!


Sus hijos, las generaciones futuras y los extranjeros que vengan de países lejanos, verán las calamidades y enfermedades con que el Señor habrá azotado esta tierra.


Toda ella será un desperdicio ardiente de sal y de azufre, donde nada podrá plantarse, nada germinará y ni siquiera la hierba crecerá. Será como cuando el Señor destruyó con el furor de su ira las ciudades de Sodoma y Gomorra, Admá y Zeboyín.


El Señor defenderá a su pueblo cuando lo vea sin fuerzas; tendrá compasión de sus siervos cuando ya no queden ni esclavos ni libres.


Además, condenó a las ciudades de Sodoma y Gomorra, y las redujo a cenizas, poniéndolas como escarmiento para los impíos.


Así también Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas son puestas como ejemplo al sufrir el castigo de un fuego eterno por haber practicado, como aquellos, inmoralidad sexual y vicios contra la naturaleza.


Sus cadáveres quedarán tendidos en la plaza de la gran ciudad, llamada en sentido figurado Sodoma y Egipto, donde también fue crucificado su Señor.


Al ver el humo del fuego que la consume, exclamarán: «¿Qué otra ciudad podría compararse con esta gran ciudad?».


Entonces se deshicieron de los dioses extranjeros que había entre ellos y adoraron al Señor. Y el Señor no pudo soportar más el sufrimiento de Israel.


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite