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Nehemías 9:20 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

20 Con tu buen Espíritu les diste entendimiento. No quitaste tu maná de su boca; les diste agua para calmar su sed.

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Biblia Reina Valera 1960

20 Y enviaste tu buen Espíritu para enseñarles, y no retiraste tu maná de su boca, y agua les diste para su sed.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Enviaste tu buen Espíritu para que les enseñara, y no dejaste de alimentarlos con maná del cielo ni de darles agua para su sed.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Les diste tu buen espíritu para hacerlos sabios, no les negaste el maná y les diste agua para su sed.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Y diste tu buen Espíritu para instruirlos, y no retuviste tu maná de su boca, y les diste agua para su sed.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Tú les diste tu espíritu bueno para hacerles discretos, no les retiraste de su boca tu maná, y para su sed agua les diste.

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Nehemías 9:20
24 Referans Kwoze  

Por años les tuviste paciencia; con tu Espíritu los amonestaste por medio de tus profetas, pero ellos no quisieron escuchar. Por eso los dejaste caer en manos de los pueblos de esa tierra.


Abrió la roca y brotó agua que corrió por el desierto como un río.


Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Que tu buen Espíritu me guíe por un terreno firme.


Como los israelitas no sabían lo que era, al verlo se preguntaban unos a otros: «¿Y esto qué es?». Moisés les respondió: —Es el pan que el Señor les da para comer.


Comieron los israelitas maná cuarenta años, hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán, que fue su país de residencia.


Entonces el Señor dijo a Moisés: «Voy a hacer que llueva pan del cielo. El pueblo deberá salir todos los días a recoger su ración diaria. Voy a ponerlos a prueba, para ver si cumplen o no mis instrucciones.


Pero los israelitas estaban sedientos, y murmuraron contra Moisés. —¿Para qué nos sacaste de Egipto? —reclamaban—. ¿Solo para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestro ganado?


que yo estaré esperándote junto a la roca que está en Horeb. Dale un golpe a la roca, y de ella brotará agua para que beba el pueblo. Así lo hizo Moisés, a la vista de los jefes de Israel.


Cuando los guio a través de los desiertos, no tuvieron sed; hizo que de la roca brotara agua para ellos; partió la roca, y manaron las aguas.


No tendrán hambre ni sed, no los abatirá el sol ni el calor, porque los guiará quien les tiene compasión y los conducirá junto a manantiales.


“Mi Espíritu permanece en medio de ustedes, conforme al pacto que hice con ustedes cuando salieron de Egipto. No teman”.


Yo descenderé para hablar contigo y compartiré con ellos el Espíritu que está sobre ti, para que te ayuden a llevar la carga de este pueblo. Así no tendrás que llevarla tú solo.


Jesús contestó: —Si supieras lo que Dios puede dar y conocieras al que te está pidiendo agua —contestó Jesús—, tú le habrías pedido a él y él te habría dado agua viva.


pero el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.


Les ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que se unan conmigo en esta lucha y que oren a Dios por mí.


Todos también comieron el mismo alimento espiritual


(el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad)


Un día después dejó de caer maná y durante ese año el pueblo se alimentó de los frutos de la tierra de Canaán.


Porque la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo.


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