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Nehemías 8:1 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

1 Entonces todo el pueblo, como un solo hombre, se reunió en la plaza que está frente a la puerta del Agua y pidió al maestro Esdras traer el libro de la Ley que el Señor había dado a Israel por medio de Moisés.

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Biblia Reina Valera 1960

1 y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual Jehová había dado a Israel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 todo el pueblo se reunió con un mismo propósito en la plaza, justo dentro de la puerta del Agua. Le pidieron al escriba Esdras que sacara el libro de la ley de Moisés, la cual el Señor había dado a Israel para que la obedeciera.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Todo el pueblo se juntó como un solo hombre en la plaza frente a la puerta de las Aguas. Pidieron entonces al escriba Esdras que trajera el libro de la Ley de Moisés que Yavé había ordenado a Israel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Y todo el pueblo se reunió como un solo hombre en la plaza que está frente a la puerta de las Aguas, y le pidieron a Esdras el escriba que llevara el Rollo de la Ley de Moisés, que YHVH había ordenado a Israel.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Entonces todo el pueblo, como un solo hombre, se congregó en la plaza que hay frente a la puerta de las Aguas y dijeron a Esdras, el escriba, que trajera el libro de la ley de Moisés que Yahveh había impuesto a Israel.

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Nehemías 8:1
25 Referans Kwoze  

Acompañado de toda la gente de Judá y de Jerusalén, de los sacerdotes, de los profetas, en fin, de la nación entera, desde el más pequeño hasta el más grande, el rey subió al Templo del Señor. Entonces, en presencia de ellos leyó todo lo que está escrito en el libro del pacto que fue hallado en el Templo del Señor.


Jilquías dijo al cronista Safán: «He encontrado el libro de la Ley en el Templo del Señor». Entonces se lo entregó,


Acompañado de toda la gente de Judá y de Jerusalén, de los sacerdotes, de los levitas y, en fin, de la nación entera, desde el más grande hasta el más pequeño, el rey subió al Templo del Señor. Entonces, en presencia de ellos leyó todo lo que está escrito en el libro del pacto que fue hallado en el Templo del Señor.


Durante el reinado de Artajerjes, rey de Persia, vivió un hombre llamado Esdras, hijo de Seraías, que era descendiente en línea directa de Azarías, Jilquías,


Esdras se había dedicado por completo a estudiar la Ley del Señor, a ponerla en práctica y a enseñar sus estatutos y ordenanzas a los israelitas.


El rey Artajerjes le entregó la siguiente carta a Esdras, quien era sacerdote y maestro de los mandamientos y estatutos que el Señor dio a Israel:


Este Esdras llegó de Babilonia. Era un maestro muy versado en la Ley que el Señor, Dios de Israel, había dado a Moisés. El rey le concedió todo lo que pidió porque el Señor su Dios estaba con él.


Todos estos vivieron en tiempos de Joaquim, hijo de Jesúa y nieto de Josadac, y en tiempos del gobernador Nehemías y del sacerdote y maestro Esdras.


Al llegar a la puerta de la Fuente, subieron derecho por las gradas de la Ciudad de David, por la cuesta de la muralla, pasando junto al palacio de David, hasta la puerta del Agua, al este de la ciudad.


Los servidores del Templo que vivían en Ofel reconstruyeron el sector oriental que está frente a la puerta del Agua y la torre que allí sobresale.


La gente fue, trajo ramas y con ellas hizo enramadas en las azoteas, en los patios, en el atrio del Templo de Dios, en la plaza de la puerta del Agua y en la plaza de la puerta de Efraín.


Entonces la leyó en presencia de ellos desde el alba hasta el mediodía en la plaza que está frente a la puerta del Agua. Todo el pueblo estaba muy atento a la lectura del libro de la Ley.


yo les digo: «¡Aténganse a la Ley y al testimonio!». Para quienes no se atengan a esto no habrá un amanecer.


Los israelitas llevaron hasta la Tienda de reunión lo que Moisés había mandado; y toda la comunidad se acercó y se quedó de pie ante el Señor.


»Acuérdense de la Ley de mi siervo Moisés. Recuerden los estatutos y las ordenanzas que di en Horeb para todo Israel.


Entonces concluyó Jesús: —Todo maestro de la Ley que ha sido instruido acerca del reino de los cielos es como el dueño de una casa que, de lo que tiene guardado, saca tesoros nuevos y viejos.


»¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Les cierran a los demás el reino de los cielos; ni entran ustedes ni dejan entrar a los que intentan hacerlo.


«Los maestros de la Ley y los fariseos tienen la responsabilidad de interpretar a Moisés.


Por eso yo les voy a enviar profetas, sabios y maestros. A algunos de ellos ustedes los matarán y crucificarán; a otros los azotarán en sus sinagogas y los perseguirán de pueblo en pueblo.


cuando tú, Israel, te presentes ante el Señor tu Dios en el lugar que él habrá de elegir, leerás en voz alta esta ley en presencia de todo Israel.


Todos los israelitas desde Dan hasta Berseba, incluso los de la tierra de Galaad, salieron como un solo hombre y se reunieron ante el Señor en Mizpa.


Todo el pueblo se levantó como un solo hombre y dijo: —¡Ninguno de nosotros volverá a su tienda de campaña! ¡Nadie regresará a su casa!


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