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Nehemías 4:7 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

7 Pero cuando Sambalat, Tobías y los árabes, los amonitas y los asdodeos se enteraron de que avanzaba la reconstrucción de la muralla y, que ya estábamos cerrando las brechas, se enojaron muchísimo

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Biblia Reina Valera 1960

7 Pero aconteció que oyendo Sanbalat y Tobías, y los árabes, los amonitas y los de Asdod, que los muros de Jerusalén eran reparados, porque ya los portillos comenzaban a ser cerrados, se encolerizaron mucho;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Sin embargo, cuando Sanbalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los asdodeos se enteraron de que la obra progresaba y que se estaban reparando las brechas en la muralla de Jerusalén, se enfurecieron.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Ubiqué pues a todo el pueblo por familias en los huecos de la parte baja de la muralla, con sus espadas, lanzas y arcos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 °Pero cuando Sanbalat y Tobías y los árabes y los amonitas y los de Asdod oyeron que la reparación de los muros de Jerusalem avanzaba, y las brechas comenzaban a cerrarse, se encolerizaron en gran manera,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 yo aposté a la gente por familias en las partes bajas de detrás de la muralla, en lugares descubiertos, y la coloqué con sus espadas, lanzas y arcos.

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Nehemías 4:7
29 Referans Kwoze  

Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le herirás el talón».


Entonces el Señor envió contra Joacim bandas armadas de babilonios, arameos, moabitas y amonitas. Las envió contra Judá para destruir el país, según la palabra que el Señor había dado a conocer por medio de sus siervos los profetas.


Después de esto, los moabitas, los amonitas y algunos de los meunitas le declararon la guerra a Josafat


Ponemos en conocimiento de Su Majestad que fuimos a la provincia de Judá, al templo del gran Dios, y vimos que se está reconstruyendo con grandes piedras, y que sus paredes se están recubriendo con madera. El trabajo se hace con esmero y avanza rápidamente.


Pero al oír que alguien había llegado a ayudar a los israelitas, Sambalat el horonita y Tobías el siervo amonita se disgustaron mucho.


Cuando lo supieron, Sambalat el horonita, Tobías el oficial amonita y Guesén el árabe se burlaron de nosotros y nos preguntaron de manera despectiva: —Pero ¿qué están haciendo? ¿Acaso pretenden rebelarse contra el rey?


Cuando Sambalat se enteró de que estábamos reconstruyendo la muralla, se enojó muchísimo y se burló de los judíos.


Continuamos con la reconstrucción y levantamos la muralla hasta media altura, pues el pueblo trabajó con entusiasmo.


y acordaron atacar a Jerusalén y provocar disturbios en ella.


Cuando todos nuestros enemigos se enteraron de esto, las naciones vecinas se sintieron atemorizadas y humilladas, pues reconocieron que ese trabajo se había hecho con la ayuda de nuestro Dios.


a todos los forasteros, a todos los reyes del país de Uz y a todos los reyes del país de los filisteos; a los de Ascalón, Gaza, Ecrón y a los sobrevivientes de Asdod;


Después Ismael se llevó en cautiverio a las hijas del rey y a todo el remanente del pueblo que había quedado en Mizpa, a quienes Nabuzaradán, comandante de la guardia, había puesto bajo el mando de Guedalías, hijo de Ajicán. Ismael, hijo de Netanías, salió con sus cautivos hacia el territorio de los amonitas.


Así dice el Señor: «Por tres pecados de Amón y por el cuarto, no anularé su castigo, porque abrieron el vientre a las mujeres embarazadas de Galaad a fin de extender sus fronteras.


Destruiré al rey de Asdod y al que empuña el cetro en Ascalón. Volveré mi mano contra Ecrón, y perecerá hasta el último de los filisteos», dice el Señor y Dios.


Proclamen en las fortalezas de Asdod y en las fortalezas de Egipto: «Reúnanse sobre los montes de Samaria y vean cuánto desorden hay en ella, ¡cuánta opresión hay en su medio!».


Los que oyeron se enojaron mucho y querían matarlos.


Entonces el dragón se enfureció contra la mujer y se fue a hacer guerra contra el resto de sus descendientes, los cuales obedecen los mandamientos de Dios y se mantienen fieles al testimonio de Jesús.


—Haré un pacto con ustedes —contestó Najás el amonita—, pero con una condición: que le saque a cada uno de ustedes el ojo derecho. Así dejaré en desgracia a todo Israel.


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