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Nehemías 4:23 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

23 Ni yo ni mis parientes y ayudantes, ni los de mi guardia personal, nos desvestíamos para nada: cada uno llevaba su arma, incluso cuando iba a buscar agua.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

23 Y ni yo ni mis hermanos, ni mis jóvenes, ni la gente de guardia que me seguía, nos quitamos nuestro vestido; cada uno se desnudaba solamente para bañarse.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Durante ese tiempo, ninguno de nosotros —ni yo, ni mis parientes, ni mis sirvientes, ni los guardias que estaban conmigo— nos quitamos la ropa. En todo momento portábamos nuestras armas, incluso cuando íbamos por agua.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 °Y ni yo, ni mis hermanos, ni mis servidores, ni los hombres de la guardia que me seguía, nos despojamos de nuestros vestidos, y cada uno tenía el arma en su diestra.°

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Nehemías 4:23
8 Referans Kwoze  

En aquella ocasión también dije a la gente: «Todos ustedes, incluso los ayudantes, quédense en Jerusalén para que en la noche sirvan de centinelas y de día trabajen en la obra».


Los hombres y las mujeres del pueblo protestaron enérgicamente contra sus hermanos judíos,


Al contrario, tanto yo como mis criados trabajamos en la reconstrucción de la muralla y no compramos ningún terreno.


A mi hermano Jananí, que era un hombre fiel y temeroso de Dios como pocos, lo puse a cargo de Jerusalén, junto con Jananías, comandante de la ciudad.


No se atropellan entre sí; cada uno marcha en línea. Se lanzan entre las flechas sin romper filas.


Pero por la gracia de Dios soy lo que soy y la gracia que él me concedió no se quedó sin fruto. Al contrario, he trabajado con más tesón que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo.


la voz de los que cantan en los abrevaderos, donde relatan los actos de justicia del Señor, los actos de justicia para con sus campesinos en Israel. »Entonces el pueblo del Señor descendió a las puertas de la ciudad.


él y todos sus hombres subieron al monte Zalmón. Tomó un hacha, cortó algunas ramas y se las puso sobre los hombros. A los hombres que estaban con él les ordenó: «¡Rápido! ¡Hagan lo mismo que me han visto hacer!».


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