Nehemías 2:20 - Biblia Nueva Versión Internacional 202220 Yo contesté: —El Dios del cielo nos concederá salir adelante. Nosotros, sus siervos, vamos a comenzar la reconstrucción. Ustedes no tienen autoridad ni derecho, ni son parte de la historia de Jerusalén. Gade chapit laPlis vèsyonBiblia Reina Valera 196020 Y en respuesta les dije: El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén. Gade chapit laBiblia Nueva Traducción Viviente20 Yo contesté: —El Dios del cielo nos ayudará a tener éxito. Nosotros, sus siervos, comenzaremos a reconstruir esta muralla; pero ustedes no tienen ninguna parte ni derecho legal o reclamo histórico en Jerusalén. Gade chapit laBiblia Católica (Latinoamericana)20 Pero yo les respondí con seriedad: 'El Dios del Cielo hará que tengamos éxito, pues somos sus servidores, por eso vamos a empezar el trabajo. Ustedes en cambio no tienen ni derecho ni herencia ni ningún recuerdo en Jerusalén'. Gade chapit laLa Biblia Textual 3a Edicion20 Y les respondí diciendo: El Dios de los cielos nos prosperará; por tanto nosotros, sus siervos, nos levantaremos y edificaremos, pero vosotros no tenéis parte, ni derecho, ni memoria en Jerusalem. Gade chapit laBiblia Serafín de Ausejo 197520 Yo les respondí: 'El Dios del cielo nos hará triunfar. Nosotros, sus siervos, vamos a comenzar la reconstrucción. Pero vosotros no tendréis parte ni derecho ni recuerdo alguno en Jerusalén'. Gade chapit la |
Pero Zorobabel, Jesúa y los demás jefes de las familias de Israel les respondieron: —No podemos permitir que ustedes se unan a nosotros en la reconstrucción del templo de nuestro Dios. Nosotros solos nos encargaremos de reedificar el templo para el Señor, Dios de Israel, tal como lo decretó Ciro, rey de Persia.
«Todos los servidores del rey y el pueblo de las provincias del reino saben que para cualquier hombre o mujer que, sin ser invitado por el rey, se acerque a él en el patio interior, hay una sola ley: la pena de muerte. La única excepción es que el rey, extendiendo su cetro de oro, le perdone la vida. En cuanto a mí, hace ya treinta días que el rey no me ha pedido presentarme ante él».