1 Por todo lo anterior, contraemos un compromiso solemne y lo ponemos por escrito.
En ese documento oficial figuraban los nombres de nuestros jefes, de nuestros levitas y de nuestros sacerdotes.
1 Por todo lo antedicho, nosotros hacemos ahora y consignamos por escrito una firme promesa. En el documento sellado figuran nuestros jefes, nuestros levitas y nuestros sacerdotes.
Después se puso de pie junto a la columna del rey y en presencia del Señor renovó el pacto. Se comprometió a seguir al Señor y a cumplir, de todo corazón y con toda el alma, sus mandamientos, estatutos y mandatos, reafirmando así las palabras del pacto escritas en este libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto.
Hagamos un pacto con nuestro Dios, comprometiéndonos a expulsar a todas estas mujeres y a sus hijos, conforme al consejo que nos has dado tú, y todos los que respetan el mandamiento de Dios. ¡Que todo se haga de acuerdo con la Ley!
Algunos jefes de familia entregaron al tesoro donativos para la obra. El gobernador entregó al tesoro mil dáricos de oro, cincuenta tazones y quinientas treinta túnicas sacerdotales.
Al oír las palabras de la Ley, la gente comenzó a llorar. Por eso el gobernador Nehemías, el sacerdote y maestro Esdras y los levitas que enseñaban al pueblo dijeron: «No lloren ni se pongan tristes, porque este día ha sido consagrado al Señor su Dios».
Moisés puso entonces por escrito lo que el Señor había dicho. A la mañana siguiente, madrugó y levantó un altar al pie del monte, y en representación de las doce tribus de Israel consagró doce piedras.