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Miqueas 7:14 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

14 Pastorea con tu cayado a tu pueblo, al rebaño de tu propiedad, que habita solitario en el bosque, en medio de un campo fértil. Hazlo pastar en Basán y en Galaad como en los tiempos pasados.

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Biblia Reina Valera 1960

14 Apacienta tu pueblo con tu cayado, el rebaño de tu heredad, que mora solo en la montaña, en campo fértil; busque pasto en Basán y Galaad, como en el tiempo pasado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Oh Señor, protege a tu pueblo con tu vara de pastor; guía a tu rebaño, tu posesión más preciada. Aunque viva solo en un matorral en lo alto del monte Carmelo, que se alimente en los fértiles pastos de Basán y Galaad como lo hacía en tiempos pasados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Apacienta con tu vara a tu pueblo, al pequeño rebaño que te pertenece y que todavía permanece extraviado en los matorrales, en una zona de excelentes pastizales. Concédele que pueda ir a pastar en Basán y en Galaad, como lo hacía antiguamente.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Apacienta a tu pueblo con tu cayado, Al rebaño de tu posesión, que habita solitario, En medio del bosque del Carmelo. Apacentarán sus rebaños en Basán y en Galaad, Como en los tiempos antiguos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Pastorea a tu pueblo con tu cayado, al rebaño de tu heredad, que mora apartado en un bosque, en medio de un vergel. ¡Que pazcan en Basán y Galaad, como en los días de antaño!

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Miqueas 7:14
35 Referans Kwoze  

Reconozcan que el Señor es Dios; él nos hizo y somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado.


Traigo a la memoria los tiempos de antaño: medito en todas tus proezas, considero las obras de tus manos.


Salva a tu pueblo, bendice a tu heredad y, cual pastor, guíalos por siempre.


Porque él es nuestro Dios y nosotros somos el pueblo de su prado; somos un rebaño bajo su cuidado. Si ustedes oyen hoy su voz,


Si no vienes con nosotros, ¿cómo vamos a saber, tu pueblo y yo, que contamos con tu favor? ¿En qué seríamos diferentes de los demás pueblos de la tierra?


¡Cuán bella eres, amada mía! ¡Cuán bella eres! Tus dos ojos, tras el velo, son como palomas. Tus cabellos son como los rebaños de cabras que descienden de los montes de Galaad.


En aquel día sonará una gran trompeta. Los que fueron llevados a Asiria y los que fueron desterrados a Egipto vendrán y adorarán al Señor sobre el monte santo en Jerusalén.


Florecerá y se regocijará: ¡gritará de alegría! Se le dará la gloria del Líbano y el esplendor del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, la majestad de nuestro Dios.


Has enviado a tus siervos a insultar al Señor, diciendo: “Con mis numerosos carros de combate escalé las cumbres de las montañas, las laderas del Líbano. Talé sus cedros más altos, sus cipreses más selectos. Alcancé sus cumbres más lejanas y sus bosques más frondosos.


Como un pastor que cuida su rebaño, recoge los corderos en sus brazos; los lleva junto a su pecho, y guía con cuidado a las recién paridas.


No tendrán hambre ni sed, no los abatirá el sol ni el calor, porque los guiará quien les tiene compasión y los conducirá junto a manantiales.


Para mi pueblo que me busca, Sarón será corral de ovejas; el valle de Acor, corral de vacas.


»¡Levántense y ataquen a esta nación indolente que vive del todo confiada, nación que no tiene puertas ni cerrojos y que vive muy aislada!», afirma el Señor.


Jerusalén trae a la memoria los tristes días de su peregrinaje; se acuerda de todos los tesoros que en el pasado fueron suyos. Cuando su pueblo cayó en manos enemigas nadie acudió en su ayuda. Sus enemigos vieron su caída y se burlaron de ella.


Permítenos volver a ti, Señor, y volveremos; renueva nuestra vida como antes.


Haré que tanto los hombres como los animales se multipliquen; serán fecundos y numerosos. Los poblaré como en tiempos pasados y los haré prosperar más que antes. Entonces sabrán que yo soy el Señor.


En cuanto al diezmo del ganado mayor y menor, uno de cada diez animales contados será consagrado al Señor.


»En aquel día »restauraré la casa caída de David. Repararé sus grietas, restauraré sus ruinas y la reconstruiré tal como era en días pasados,


Los del Néguev poseerán el monte de Esaú; los de la región de Sefalá poseerán Filistea; también poseerán los campos de Efraín y de Samaria; y los de Benjamín poseerán Galaad.


Él se establecerá y los pastoreará con el poder del Señor, con la majestad del nombre del Señor su Dios. Vivirán seguros, porque él dominará hasta los confines de la tierra.


El remanente de Israel no cometerá iniquidad, no dirá mentiras ni se hallará engaño en su boca. Pastarán y descansarán sin que nadie los espante».


Los traeré de Egipto, los recogeré de Asiria. Los llevaré a Galaad y al Líbano y ni aún así tendrán espacio suficiente.


Así que me dediqué a pastorear las ovejas que habían sido destinadas al matadero, las oprimidas del rebaño. Tomé dos varas de pastor: a una le puse por nombre Gracia y a la otra Unión. Luego me dediqué a cuidar del rebaño.


y las ofrendas de Judá y Jerusalén serán aceptables al Señor, como en tiempos antiguos, como en años pasados.


Desde la cima de las peñas lo veo; desde las colinas lo contemplo: es un pueblo que vive apartado, que no se cuenta entre las naciones.


Las tribus de Rubén y Gad, que tenían mucho ganado, se dieron cuenta de que las tierras de Jazer y Galaad eran apropiadas para la ganadería.


las conquistó el Señor para el pueblo de Israel, y son apropiadas para la ganadería de tus siervos.


“Pero tú, Belén, en la tierra de Judá, de ninguna manera eres la menor entre las principales ciudades de Judá; porque de ti saldrá un príncipe que será el pastor de mi pueblo Israel”.


Ellos no son del mundo, como tampoco lo soy yo.


¡Vive seguro, Israel! ¡Habita sin enemigos, fuente de Jacob! Tu tierra está llena de trigo y de vino nuevo; tus cielos destilan rocío.


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