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Miqueas 5:8 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

8 El remanente de Jacob será, entre las naciones, en medio de muchos pueblos, como un león entre los animales del bosque, como un leoncillo entre las ovejas del rebaño, que al pasar las pisotea y las desgarra sin que nadie pueda rescatarlas.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Asimismo el remanente de Jacob será entre las naciones, en medio de muchos pueblos, como el león entre las bestias de la selva, como el cachorro del león entre las manadas de las ovejas, el cual si pasare, y hollare, y arrebatare, no hay quien escape.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 El remanente que quedó en Israel ocupará su lugar entre las naciones. Será como un león entre los animales del bosque, como un fuerte león joven entre los rebaños de ovejas y cabras que se abalanza sobre ellas y las desgarra sin nadie que las rescate.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Yavé, ¡que tu mano quiebre a tus adversarios, y perezcan todos tus enemigos!

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 El remanente de Jacob estará entre las naciones, En medio de muchos pueblos, Como el león entre las bestias del campo, Como el cachorro de león en medio de un rebaño de ovejas, Que al pasar arrebata y pisotea sin que nadie escape.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 ¡Alza tu mano contra tus adversarios y todos tus enemigos sean exterminados!

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Miqueas 5:8
29 Referans Kwoze  

Mi hijo Judá es como un cachorro de león que se ha nutrido de la presa. Se agacha como un león, se tiende como una leona: ¿quién se atreverá a despertarlo?


Tú traes la oscuridad, cae la noche y en sus sombras se arrastran los animales del bosque.


Por ti derrotamos a nuestros enemigos; en tu nombre aplastamos a nuestros agresores.


»Ustedes que se olvidan de Dios, consideren lo que he dicho; de lo contrario, los haré pedazos, y no habrá nadie que los salve.


el león, poderoso entre las bestias, que no retrocede ante nada;


Su rugido es el de una leona, como el de los leoncillos: gruñe y atrapa la presa, y se la lleva sin que nadie se la arrebate.


No tendrán que ir a buscar leña al monte ni tendrán que cortarla de los bosques, porque la leña que usarán serán sus propias armas. Además, saquearán a sus saqueadores y despojarán a sus despojadores, afirma el Señor y Dios.


Yo seré como un león para Efraín y como un gran león para el pueblo de Judá. Yo mismo los haré pedazos y luego me alejaré; yo mismo me llevaré la presa y no habrá quien me la arrebate.


»Te aseguro, Jacob, que yo reuniré a todo tu pueblo. Te aseguro, Israel, que yo juntaré a tu remanente. Los congregaré como a rebaño en el redil y como ovejas en medio del pastizal; la multitud hará gran alboroto.


¡Levántate, hija de Sión! ¡Ponte a trillar! Yo haré de hierro tus cuernos y de bronce tus pezuñas, para que conviertas en polvo a muchos pueblos, y consagres al Señor sus ganancias injustas; sus riquezas, al Señor de toda la tierra.


Con las ovejas lastimadas formaré un remanente y con las exiliadas, una nación poderosa. El Señor reinará sobre ellas en el monte Sión desde ahora y para siempre.


Por eso Dios los entregará al enemigo hasta que tenga su hijo la que va a ser madre y vuelva junto al pueblo de Israel el resto de sus hermanos.


¿Qué Dios hay como tú, que perdone la maldad y pase por alto el delito del remanente de su heredad? No estarás airado para siempre, porque tu mayor placer es amar.


Juntos serán como guerreros que combaten sobre el lodo de las calles, que luchan contra jinetes y los derriban porque el Señor está con ellos.


Pero ya no tendré piedad de los que habitan este país —afirma el Señor—, sino que los entregaré en manos de su prójimo y de su rey. Aunque devasten el país, no los rescataré de sus manos».


y todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella. »En aquel día convertiré a Jerusalén en una roca inconmovible para todos los pueblos. Los que intenten moverla quedarán despedazados.


Y si el pueblo egipcio no sube ni participa, tampoco recibirá lluvia. El Señor enviará una plaga para castigar a las naciones que no suban a celebrar la fiesta de las Enramadas.


El Señor de los Ejércitos los protegerá, y ellos destruirán por completo las piedras de la honda. Beberán y reirán como embriagados de vino; se llenarán como un tazón de ofrendas líquidas, como las esquinas del altar.


El día que yo actúe ustedes pisotearán a los malvados y, bajo sus pies, quedarán hechos polvo —dice el Señor de los Ejércitos—.


Se agacha como un león, se tiende como una leona: ¿quién se atreverá a despertarlo? »¡Benditos sean los que te bendigan! ¡Malditos sean los que te maldigan!».


Si alguno no los recibe bien ni escucha sus palabras, salgan de esa casa o de ese pueblo y sacúdanse el polvo de los pies.


Pero cuando los judíos se opusieron a Pablo y lo insultaron, este se sacudió la ropa en señal de protesta y dijo: «¡Caiga la sangre de ustedes sobre su propia cabeza! Estoy libre de responsabilidad. De ahora en adelante me dirigiré a los no judíos».


Tengan cuidado de no rechazar al que habla, pues si no escaparon aquellos que rechazaron al que los amonestaba en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros si le volvemos la espalda al que nos amonesta desde el cielo.


¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación fue anunciada primeramente por el Señor y los que la oyeron nos la confirmaron.


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