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Miqueas 5:1 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

1 Ahora, reúne tus tropas, ciudad guerrera, porque nos asedian. Con vara golpearán en la mejilla al gobernante de Israel.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Rodéate ahora de muros, hija de guerreros; nos han sitiado; con vara herirán en la mejilla al juez de Israel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 ¡Formen las tropas! El enemigo pone sitio a Jerusalén. Con una vara golpeará al líder de Israel en la cara.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Pero tú, Belén Efrata, aunque eres la más pequeña entre todos los pueblos de Judá, tú me darás a aquel que debe gobernar a Israel: su origen se pierde en el pasado, en épocas antiguas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 ¡Rodéate ahora de muros hija de guerreros! Nos han sitiado; Con vara herirán en la mejilla al Juez de Israel.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Pero tú, Belén, Efratá, aunque eres pequeña entre los clanes de Judá, de ti me ha de salir el que ha de dominar en Israel. Sus orígenes vienen de antaño, de tiempos lejanos.

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Miqueas 5:1
35 Referans Kwoze  

Así murió Raquel y la sepultaron en el camino que va hacia Efrata, que es Belén.


El cetro no se apartará de Judá, ni de entre sus pies el bastón de mando, hasta que llegue el verdadero rey, quien merece la obediencia de los pueblos.


Al oír esto, Sedequías, hijo de Quenaná, se levantó y le dio una bofetada a Micaías. —¿Por dónde se fue el espíritu del Señor cuando salió de mí para hablarte? —preguntó.


Entonces el Señor envió contra Joacim bandas armadas de babilonios, arameos, moabitas y amonitas. Las envió contra Judá para destruir el país, según la palabra que el Señor había dado a conocer por medio de sus siervos los profetas.


La gente se mofa de mí abiertamente; burlones, me dan de bofetadas, y todos juntos se ponen en mi contra.


Fui establecida desde la eternidad, desde antes de que existiera el mundo.


Lo envío contra una nación impía, lo mando contra un pueblo que me enfurece, para saquearlo y despojarlo, para pisotearlo como al barro de las calles.


Porque el Señor es nuestro juez; el Señor es nuestro legislador; el Señor es nuestro rey: ¡Él nos salvará!


¡Alcen el grito de guerra, pueblos, pues serán derrotados! ¡Escuchen, tierras distantes! ¡Prepárense para la guerra, pues serán destrozadas! ¡Prepárense para la guerra, pues serán destrozadas!


Todas las botas guerreras que resonaron en la batalla y toda la ropa teñida en sangre serán arrojadas al fuego, serán consumidas por las llamas.


yo haré que vengan todos los pueblos del norte y también mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia. Los traeré contra esta tierra, contra sus habitantes y contra todas las naciones vecinas, y los destruiré por completo: ¡los convertiré en objeto de horror, de burla y de eterna ruina!”, afirma el Señor.


Un león ha salido del matorral, un destructor de naciones se ha puesto en marcha; ha salido de su lugar de origen para desolar tu tierra; tus ciudades quedarán en ruinas y totalmente despobladas.


¡Que dé la otra mejilla a quien lo hiera, y quede así cubierto de deshonra!


Serás pasto para el fuego, salpicaré con tu sangre todo el país y borraré tu memoria de la faz de la tierra. Yo, el Señor, lo he dicho”».


«Hijo de hombre, anota la fecha de hoy, de este mismo día, porque el rey de Babilonia ha atacado a Jerusalén.


»”Entiende bien lo siguiente: Habrá siete semanas desde la promulgación del decreto que ordena la reconstrucción de Jerusalén hasta la llegada del Príncipe Ungido. Luego habrá sesenta y dos semanas más. Entonces será reconstruida Jerusalén, con sus calles y trincheras, pero en tiempos difíciles.


Proclamen esto entre las naciones: ¡Prepárense para la batalla! ¡Movilicen a los soldados! ¡Alístense para el combate todos los hombres de guerra!


Destruiré al gobernante en medio de su pueblo y junto con él mataré a todos sus oficiales», dice el Señor.


Estoy incitando a los babilonios, ese pueblo despiadado e impetuoso, que recorre toda la tierra para apoderarse de territorios ajenos.


Al oírlo, se estremecieron mis entrañas; a su voz, me temblaron los labios; la debilidad entró en los huesos y se me aflojaron las piernas. Pero yo espero con paciencia el día en que la calamidad vendrá sobre la nación que nos invade.


Entonces algunos escupieron su rostro y le dieron puñetazos. Otros lo abofeteaban


También lo escupían y con la vara golpeaban su cabeza.


Pero yo digo: No resistan al que les haga mal. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.


Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí cerca le dio una bofetada y le dijo: —¿Así contestas al sumo sacerdote?


—¡Viva el rey de los judíos! —gritaban, mientras se acercaban para abofetearlo.


Ante esto, el sumo sacerdote Ananías ordenó a los que estaban cerca de Pablo que lo golpearan en la boca.


Aguantan incluso a cualquiera que los esclaviza o los explota, o se aprovecha de ustedes, o se comporta con altanería, o los golpea.


El Señor levantará contra ti una nación muy lejana, cuyo idioma no podrás entender; vendrá de los confines de la tierra, veloz como un águila.


El Dios eterno es tu refugio; por siempre te sostiene entre sus brazos. Expulsará de tu presencia a tus enemigos y te ordenará que los destruyas.


Un joven levita, que vivía como extranjero en Belén de Judá,


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