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Miqueas 4:10 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

10 Retuércete y puja, hija de Sión, como mujer a punto de dar a luz, porque ahora vas a salir de tu ciudad y tendrás que vivir a campo abierto. Irás a Babilonia, pero de allí serás rescatada; el Señor te librará del poder de tus enemigos.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Duélete y gime, hija de Sion, como mujer que está de parto; porque ahora saldrás de la ciudad y morarás en el campo, y llegarás hasta Babilonia; allí serás librada, allí te redimirá Jehová de la mano de tus enemigos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Retuérzanse y giman como una mujer con dolores de parto, ustedes, habitantes de Jerusalén, porque ahora tendrán que salir de esta ciudad para vivir en campos abiertos. Pronto serán enviados al destierro a la lejana Babilonia. Pero allí el Señor los rescatará; él los redimirá de las garras de sus enemigos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Retuércete de dolor y grita, hija de Sión, como mujer que da a luz, porque ahora saldrás de la ciudad para vivir en despoblado. Llegarás hasta Babilonia, pero allí serás liberada, pues Yavé te libertará del poder de tus enemigos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Retuércete pues como parturienta, y expulsa, oh hija de Sión, Porque ahora saldrás de la ciudad y habitarás en descampado, Y llegarás a Babilonia y allí serás librada, Allí te redimirá YHVH de la mano de tus enemigos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Retuércete en espamos, hija de Sión, como parturienta, porque ahora saldrás de la ciudad y vivirás en el campo; llegarás hasta Babilonia, pero allí serás liberada; allí te rescatará Yahveh de la mano de tus enemigos.

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Miqueas 4:10
27 Referans Kwoze  

Y algunos de tus hijos, tus descendientes, serán llevados para servir como eunucos en el palacio del rey de Babilonia.


se abrió una brecha en el muro de la ciudad, de modo que, aunque los babilonios la tenían cercada, todo el ejército se escapó de noche por la puerta que estaba entre los dos muros, junto al jardín real. Huyeron camino al Arabá,


Por eso el Señor envió contra ellos a los comandantes del ejército del rey de Asiria, los cuales capturaron a Manasés y lo llevaron a Babilonia sujeto con garfios y cadenas de bronce.


A los que se salvaron de la muerte, el rey se los llevó a Babilonia y fueron esclavos suyos y de sus hijos hasta el establecimiento del reino persa.


«Esto es lo que ordena Ciro, rey de Persia: »El Señor, Dios del cielo, que me ha dado todos los reinos de la tierra, me ha encargado que le construya un templo en la ciudad de Jerusalén, que está en Judá. Por tanto, cualquiera que pertenezca a Judá, que suba allá y que el Señor su Dios lo acompañe».


Los salvó del poder de quienes los odiaban; los rescató del poder de sus enemigos.


Así dice el Señor, su Redentor, el Santo de Israel: «Por ustedes enviaré gente a Babilonia; abatiré a todos como fugitivos. En los barcos que eran su orgullo, abatiré a los babilonios.


Levantaré a Ciro en justicia; allanaré todos sus caminos. Él reconstruirá mi ciudad y pondrá en libertad a mis cautivos, pero no por precio ni soborno. Lo digo yo, el Señor de los Ejércitos».


¡Salgan de Babilonia! ¡Huyan de los babilonios! Anuncien esto con gritos de alegría y háganlo saber. Publíquenlo hasta en los confines de la tierra; digan: «El Señor ha redimido a su siervo Jacob».


«Toma el cinturón que has comprado y que tienes puesto en la cintura; ve a Perat y escóndelo allí, en la grieta de una roca».


«Te libraré del poder de los malvados; te rescataré de las garras de los violentos».


Pero ahora todos ustedes los exiliados que fueron deportados de Jerusalén a Babilonia, escuchen lo que dice el Señor.


Oigo el grito como de parturienta, quejidos como de primeriza. Es el grito de la hija de Sión, que respira con dificultad; que extiende los brazos y dice: «¡Ay de mí, que desfallezco! ¡Estoy en manos de asesinos!».


Sus ciudades serán capturadas y conquistadas sus fortalezas. En aquel día, el corazón de los guerreros de Moab será como el de una parturienta.


Allí, en el territorio de Jamat, el rey los hizo ejecutar. Así Judá fue desterrado y llevado cautivo.


»Con todo, los israelitas serán tan numerosos como la arena del mar, que no se puede medir ni contar. Y en el mismo lugar donde se les llamó Loamí, se les llamará “hijos del Dios viviente”.


Llegan los dolores de parto, pero él es una criatura necia: cuando llega la hora del parto, no se acomoda para salir.


«Por eso, ahora voy a seducirla, la llevaré al desierto y le hablaré con ternura.


Pero tú, Belén Efrata, pequeña entre los clanes de Judá, de ti saldrá el que gobernará a Israel; sus orígenes son de un pasado distante, desde tiempos antiguos.


Por eso Dios los entregará al enemigo hasta que tenga su hijo la que va a ser madre y vuelva junto al pueblo de Israel el resto de sus hermanos.


Pero a la mujer se le dieron las dos alas de la gran águila, para que volara al desierto, al lugar donde sería sustentada durante un tiempo y tiempos y medio tiempo, lejos de la vista de la serpiente.


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