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Mateo 23:35 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

35 Así recaerá sobre ustedes la culpa de toda la sangre justa que ha sido derramada sobre la tierra. Sí, desde la sangre del justo Abel hasta la de Zacarías, hijo de Berequías. A este, ustedes lo asesinaron entre el santuario y el altar.

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Biblia Reina Valera 1960

35 para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

35 Como consecuencia, se les hará responsables del asesinato de toda la gente justa de todos los tiempos, desde el asesinato del justo Abel hasta el de Zacarías, hijo de Berequías, a quien mataron en el templo, entre el santuario y el altar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

35 Al final recaerá sobre ustedes toda la sangre inocente que ha sido derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, al que ustedes mataron ante el altar, dentro del Templo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

35 para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que está siendo derramada sobre la tierra, desde la sangre de Abel° el justo, hasta la sangre de Zacarías hijo° de Baraquías, a quien matasteis entre el santuario y el altar.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

35 para que así caiga sobre vosotros toda la sangre inocente derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, a quien matasteis entre el santuario y el altar.

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Mateo 23:35
22 Referans Kwoze  

Caín habló con su hermano Abel. Y cuando estaban en el campo, Caín atacó a su hermano y lo asesinó.


Además del pecado que hizo cometer a Judá, haciendo así lo que ofende al Señor, Manasés derramó tanta sangre inocente que inundó a Jerusalén de un extremo a otro.


incluso por haber derramado sangre inocente, con la cual inundó a Jerusalén. Por lo tanto, el Señor no quiso perdonar.


Por causa de la maldad de los antepasados, preparen un matadero para los hijos. ¡Que no se levanten para heredar la tierra ni cubran con ciudades la faz del mundo!


¡Estén alerta! El Señor va a salir de su morada para castigar la maldad de los habitantes de la tierra. La tierra pondrá al descubierto la sangre derramada; ya no ocultará a sus muertos.


«En vano castigo a tus hijos, pues rechazan mi corrección. Cual si fuera un león feroz, la espada de ustedes devoró a sus profetas.


Tienes la ropa manchada de sangre, de sangre de gente pobre e inocente, a los que nunca sorprendiste robando. Por todo esto


Pero sepan que, si ustedes me matan, estarán derramando sangre inocente sobre ustedes mismos y sobre los habitantes de esta ciudad. Porque verdaderamente el Señor me ha enviado a que les anuncie claramente todas estas cosas».


Ellos sacaron de Egipto a Urías y lo llevaron ante el rey Joacim, quien mandó que mataran a Urías a filo de espada y arrojaran su cadáver a la fosa común.


Pero en cuanto Jeremías terminó de decirle al pueblo todo lo que el Señor había ordenado, los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo lo apresaron y dijeron: «¡Vas a morir!


En el mes octavo del segundo año del reinado de Darío, la palabra del Señor vino al profeta Zacarías, hijo de Berequías y nieto de Idó:


»No contaminarán la tierra que habitan. El derramamiento de sangre contamina la tierra, y solo con la sangre de aquel que la derramó es posible purificar la tierra.


desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que murió entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que de todo esto se le pedirá cuentas a esta generación.


—Terminantemente les hemos prohibido enseñar en ese nombre. Sin embargo, ustedes han llenado a Jerusalén con sus enseñanzas, y se han propuesto echarnos la culpa a nosotros de la muerte de ese hombre.


Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín y por ella recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía.


a Jesús, el mediador de un nuevo pacto; y a la sangre rociada, que habla mejor que la de Abel.


porque en ti se halló sangre de profetas y de creyentes y de todos los que han sido asesinados en la tierra».


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