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Marcos 14:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

3 En Betania, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de Simón, el que había tenido una enfermedad en la piel, llegó una mujer con un frasco de alabastro lleno de un perfume muy costoso, hecho de nardo puro. Rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Pero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Mientras tanto, Jesús se encontraba en Betania, en la casa de Simón, un hombre que había tenido lepra. Mientras comía, entró una mujer con un hermoso frasco de alabastro que contenía un perfume costoso, preparado con esencias de nardo. Ella abrió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Jesús estaba en Betania, en casa de Simón el Leproso. Mientras estaban comiendo, entró una mujer con un frasco precioso como de mármol, lleno de un perfume muy caro, de nardo puro; quebró el cuello del frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y estando en Betania, en la casa de Simón el leproso, estaba reclinado a la mesa y vino una mujer portando un frasco de alabastro con perfume de nardo puro° muy costoso; y quebrando° el frasco de alabastro, lo derramó sobre su cabeza.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Hallándose él en Betania, en casa de Simón el leproso, mientras estaba a la mesa, vino una mujer con un frasco de alabastro lleno de perfume de nardo auténtico muy caro; rompió el frasco y le derramó el perfume sobre la cabeza.

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Marcos 14:3
11 Referans Kwoze  

Mientras el rey se halla sentado a la mesa, mi nardo esparce su fragancia.


Me levanté y le abrí a mi amado; gotas de mirra corrían por mis manos. Se deslizaban entre mis dedos y caían sobre el cerrojo.


Entonces los dejó y, saliendo de la ciudad, se fue a pasar la noche en Betania.


Así mismo, el que recibió dos mil ganó otras dos mil.


Por eso decían: «No durante la fiesta, no sea que se amotine el pueblo».


Algunos de los presentes comentaban indignados: —¿Para qué este desperdicio de perfume?


María era la misma que ungió con perfume al Señor y le secó los pies con sus cabellos.


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