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Marcos 10:38 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

38 —Ustedes no saben lo que están pidiendo —respondió Jesús—. ¿Pueden acaso beber el trago amargo de la copa que yo bebo o pasar por la prueba del bautismo con el que voy a ser bautizado?

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

38 Entonces Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

38 Jesús les dijo: —¡No saben lo que piden! ¿Acaso pueden beber de la copa amarga de sufrimiento que yo estoy a punto de beber? ¿Acaso pueden ser bautizados con el bautismo de sufrimiento con el cual yo tengo que ser bautizado?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

38 Jesús les dijo: 'Ustedes no saben lo que piden. ¿Pueden beber la copa que yo estoy bebiendo o ser bautizados como yo soy bautizado?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

38 Pero Jesús les dijo: No sabéis qué pedís. ¿Podéis beber la copa que Yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que Yo soy bautizado?°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

38 Pero Jesús les replicó: 'No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo voy a beber o de ser bautizados con el bautismo que yo voy a recibir?'.

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Marcos 10:38
14 Referans Kwoze  

—Pero ¿cómo puedes pedirme semejante cosa? —respondió el rey a su madre—. Es mi hermano mayor, y cuenta con el apoyo del sacerdote Abiatar y de Joab, hijo de Sarvia. ¡Realmente me estás pidiendo que le ceda el trono!


En la mano del Señor hay una copa de espumante vino mezclado con especias; cuando él lo derrame, todos los malvados de la tierra habrán de beberlo hasta la última gota.


Así dice tu Señor y Dios, tu Dios, que defiende a su pueblo: «Te he quitado de la mano la copa que entorpece a los hombres. De esa copa, que es el cáliz de mi furia, jamás volverás a beber.


El Señor, el Dios de Israel, me dijo: «Toma de mi mano esta copa del vino de mi ira y dásela a beber a todas las naciones a las que yo te envíe.


¿Buscas grandes cosas para ti? No las pidas, porque voy a provocar una desgracia sobre toda la gente, pero a ti te concederé la posibilidad de conservar la vida dondequiera que vayas. Ese será tu botín”, afirma el Señor».


Yendo un poco más allá, se postró rostro en tierra y oró: «Padre mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo. Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú».


Cuando confesaban sus pecados, él los bautizaba en el río Jordán.


Decía: «Abba, Padre, todo es posible para ti. No me hagas beber este trago amargo; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú».


Pero tengo que pasar por la prueba de un bautismo y ¡cuánta angustia siento hasta que se cumpla!


«Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo; pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya».


—¡Vuelve esa espada a su funda! —ordenó Jesús a Pedro—. ¿Acaso no he de beber el trago amargo que el Padre me da a beber?


Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.


Y cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones, para satisfacer sus propias pasiones.


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