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Malaquías 3:6 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

6 »Yo, el Señor, no cambio. Por eso ustedes, descendientes de Jacob, no han sido exterminados.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

6 Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 «Yo soy el Señor y no cambio. Por eso ustedes, descendientes de Jacob, aún no han sido destruidos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Porque yo, Yavé, en nada he cambiado; igual que ustedes, hijos de Jacob que todavía no terminan...

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Porque Yo, YHVH, no cambio. Por eso vosotros, oh hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Yo, Yahveh, no he cambiado; pero vosotros, hijos de Jacob, no cesáis de cambiar.

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Malaquías 3:6
36 Referans Kwoze  

En aquel día el Señor hizo un pacto con Abram. Le dijo: —A tus descendientes daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates.


Además, dijo: —Yo soy el Señor que te hizo salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra.


y dijo: —Como has hecho esto y no me has negado a tu único hijo, tan cierto como que yo vivo —afirma el Señor—,


Ellos perecerán, pero tú permaneces. Todos ellos se desgastarán como un vestido; como ropa los cambiarás y los dejarás de lado.


Pero tú eres siempre el mismo y tus años no tienen fin.


Los hijos de tus siervos se establecerán y sus descendientes habitarán en tu presencia».


Pero el amor del Señor es eterno y siempre está con los que le temen; su justicia está con los hijos de sus hijos,


Sin embargo, él les tuvo compasión; les perdonó su maldad y no los destruyó. Una y otra vez contuvo su enojo y no se dejó llevar del todo por la ira.


Fueron desleales y traidores, como sus antepasados; ¡tan falsos como un arco defectuoso!


Porque yo soy el Señor tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice: “No temas, yo te ayudaré”.


»Así dice el Señor, el Señor de los Ejércitos, Rey y Redentor de Israel: “Yo soy el Primero y el Último; fuera de mí no hay otro dios.


Aun en la vejez, cuando ya peinen canas, yo seré el mismo, yo los sostendré. Yo los hice y cuidaré de ustedes; los sostendré y los libraré.


«Yo soy el Señor, Dios de toda la humanidad. ¿Hay algo imposible para mí?


He decretado que en todo lugar de mi reino la gente adore y honre al Dios de Daniel. Porque él es el Dios vivo, y permanece para siempre. Su reino jamás será destruido, y su dominio jamás tendrá fin.


Pero no daré rienda suelta a mi ira ni volveré a destruir a Efraín. Porque yo soy Dios y no hombre, el Santo está entre ustedes; y no iré contra sus ciudades».


¿No eres tú, Señor, desde la eternidad? ¡Tú, mi Dios, mi santo, no morirás! Tú, Señor, los has puesto para hacer justicia; tú, mi Roca, los has puesto para ejecutar tu castigo.


Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice?


Porque, si cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, habiendo sido reconciliados, seremos salvados por su vida!


Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.


Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por siempre.


Lo hizo así para que, mediante la promesa y el juramento, que son dos realidades que nunca cambian y en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un estímulo poderoso los que, buscando refugio, nos aferramos a la esperanza que está delante de nosotros.


Toda buena dádiva y toda perfecta bendición descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y quien no cambia ni se mueve como las sombras.


«Yo soy el Alfa y la Omega —dice el Señor Dios—, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso».


Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin.


En verdad, el que es la Gloria de Israel no miente ni cambia de parecer, pues no es hombre para cambiar de opinión.


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