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Malaquías 1:14 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

14 »¡Maldito sea el tramposo que, teniendo un macho aceptable en su rebaño, se lo dedica al Señor y luego le ofrece un animal mutilado! Porque yo soy el gran Rey —dice el Señor de los Ejércitos— y mi nombre es temido entre las naciones.

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Biblia Reina Valera 1960

14 Maldito el que engaña, el que teniendo machos en su rebaño, promete, y sacrifica a Jehová lo dañado. Porque yo soy Gran Rey, dice Jehová de los ejércitos, y mi nombre es temible entre las naciones.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 «Maldito sea el tramposo que promete dar un carnero selecto de su rebaño, pero después sacrifica uno defectuoso al Señor. ¡Pues yo soy un gran rey —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—, y mi nombre es temido entre las naciones!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Maldito sea el tramposo que, teniendo en su rebaño un toro, luego de prometérmelo, me sacrifica una bestia raquítica. Porque el Rey grande soy yo, y mi Nombre será respetado en todas las naciones, dice Yavé de los Ejércitos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 ¡Maldito el fraudulento, que teniendo macho robusto en su rebaño sacrifica con juramento a YHVH lo dañado! Porque Yo soy el gran Rey, dice YHVH Sebaot, y mi Nombre es temible entre las naciones.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Maldito el fraudulento que, teniendo en su rebaño un macho sano, ofrecido en voto, sacrifica al Señor bestia lisiada. Yo soy el gran rey -dice Yahveh Sebaot-, y mi nombre es respetado en las naciones.

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Malaquías 1:14
39 Referans Kwoze  

Si mi padre me toca, se dará cuenta de que quiero engañarlo y esto hará que me maldiga en vez de bendecirme.


Pero el rey respondió a Arauna: —Eso no puede ser. No voy a ofrecer al Señor mi Dios holocaustos que nada me cuesten. Te lo compraré todo por su precio justo. Fue así como David compró el lugar donde se limpia el trigo y los bueyes por cincuenta siclos de plata.


Porque el Señor reconstruirá a Sión y se manifestará en su gloria.


¡Cuán imponente es el Señor Altísimo, el gran Rey de toda la tierra!


Sometió a nuestro dominio las naciones; puso a los pueblos bajo nuestros pies;


Dios reina sobre las naciones; Dios está sentado en su santo trono.


Hermosa colina, es el gozo de toda la tierra. El monte Sión, en el extremo norte, es la ciudad del gran Rey.


En tu santuario, oh Dios, eres imponente; ¡el Dios de Israel da poder y fuerza a su pueblo! ¡Bendito sea Dios!


al que deja sin aliento a los gobernantes, al que es temido por los reyes de la tierra.


Porque el Señor es el gran Dios, el gran Rey sobre todos los dioses.


Porque lo dice el Alto y Excelso, el que vive para siempre, cuyo nombre es Santo: «Yo habito en un lugar santo y sublime, pero también con el contrito y humilde de espíritu, para reanimar el espíritu de los humildes y alentar el corazón de los quebrantados.


Pero el Señor es el Dios verdadero, el Dios viviente, el Rey eterno. Cuando se enoja, tiembla la tierra; las naciones no pueden soportar su ira.


»Tan cierto como que yo vivo», declara el Rey, cuyo nombre es el Señor de los Ejércitos, «vendrá un enemigo que será como el Tabor, que sobresale de entre los montes, y como el Carmelo, que se erige sobre el mar.


»¡Maldito el que sea negligente para realizar el trabajo del Señor! ¡Maldito el que de la sangre retraiga su espada!


Moab será devastada y sus ciudades, invadidas», afirma el Rey, cuyo nombre es el Señor de los Ejércitos. «Lo mejor de su juventud descenderá al matadero.


Por eso yo, Nabucodonosor, alabo, exalto y glorifico al Rey del cielo, porque siempre procede con rectitud y justicia; además, es capaz de humillar a los soberbios.


»Esta fue la oración y confesión que hice al Señor: »“Señor, Dios grande y temible, que cumples tu pacto de fidelidad con los que te aman y obedecen tus mandamientos:


El Señor será terrible contra ellos, cuando destruya a todos los dioses de la tierra; y así hasta las naciones más remotas se postrarán en adoración ante él, cada cual en su propia tierra.


El Señor será rey sobre toda la tierra. En aquel día el Señor será el único Dios y su nombre será el único nombre.


Porque desde donde nace el sol hasta donde se pone, grande es mi nombre entre las naciones. En todo lugar se ofrece incienso y ofrendas puras a mi nombre, porque grande es mi nombre entre las naciones —dice el Señor de los Ejércitos—.


Ustedes traen animales ciegos para el sacrificio y piensan que no tiene nada de malo; sacrifican animales lisiados o enfermos y piensan que no tiene nada de malo. ¿Por qué no tratan de ofrecérselos a su gobernante? ¿Creen que él estaría contento con ustedes? ¿Se ganarían su favor? —dice el Señor de los Ejércitos—.


»Ahora, pues, este mandamiento es para ustedes, los sacerdotes.


Ustedes —la nación entera—, están bajo gran maldición, pues es a mí a quien están robando.


Lo castigará severamente y le impondrá la condena que reciben los hipócritas. Entonces habrá llanto y crujir de dientes.


ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.


Ella hizo lo que pudo. Ungió mi cuerpo de antemano, preparándolo para la sepultura.


El señor de ese siervo volverá el día en que el siervo menos lo espere y a la hora menos pensada. Lo castigará severamente y le impondrá la condena que reciben los incrédulos.


Porque, si uno lo hace de buena voluntad, lo que da es bien recibido según lo que tiene y no según lo que no tiene.


Si no te empeñas en practicar todas las palabras de esta ley, que están escritas en este libro, ni temes a este glorioso e imponente nombre del Señor tu Dios,


la cual Dios a su debido tiempo hará que se cumpla. Al único y bendito Soberano, Rey de reyes y Señor de señores,


porque nuestro «Dios es fuego consumidor».


¿Quién no te temerá, oh Señor? ¿Quién no glorificará tu nombre? Solo tú eres santo. Todas las naciones vendrán y te adorarán, porque han salido a la luz las obras de tu justicia».


Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que practican artes mágicas, los idólatras y todos los mentirosos recibirán como herencia el lago de fuego y azufre. Esta es la segunda muerte».


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