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Lucas 9:33 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

33 Mientras estos se apartaban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso: —Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías.

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Biblia Reina Valera 1960

33 Y sucedió que apartándose ellos de él, Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, una para Moisés, y una para Elías; no sabiendo lo que decía.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

33 Cuando Moisés y Elías comenzaron a irse, Pedro, sin saber siquiera lo que decía, exclamó: «Maestro, ¡es maravilloso que estemos aquí! Hagamos tres enramadas como recordatorios: una para ti, una para Moisés y la otra para Elías».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

33 Como éstos estaban para irse, Pedro dijo a Jesús: 'Maestro, ¡qué bueno que estemos aquí! Levantemos tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Pero no sabía lo que decía.

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La Biblia Textual 3a Edicion

33 Y sucedió que al tiempo que ellos se apartaban de Él, dijo Pedro a Jesús: Maestro, bueno es quedarnos aquí y hacer tres tabernáculos:° uno para ti, y otro para Moisés y otro para Elías (sin saber° lo que decía).

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

33 Cuando éstos estaban a punto de separarse de él, dijo Pedro a Jesús: '¡Maestro! ¡Qué bueno seria quedarnos aquí! Vamos a hacer tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías'; sin saber lo que decía.

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Lucas 9:33
13 Referans Kwoze  

Una sola cosa pido al Señor y es lo único que persigo: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor y buscar orientación en su Templo.


Para mí el bien es estar cerca de Dios. He hecho del Señor Soberano mi refugio para contar todas sus obras.


Cuando llegaron a la multitud, un hombre se acercó a Jesús y se arrodilló delante de él.


Pedro dijo a Jesús: —Señor, ¡qué bien que estemos aquí! Si quieres, levantaré tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías.


—Ustedes no saben lo que están pidiendo —respondió Jesús—. ¿Pueden acaso beber el trago amargo de la copa que yo bebo o pasar por la prueba del bautismo con el que voy a ser bautizado?


—Maestro, hemos estado trabajando duro toda la noche y no hemos pescado nada —contestó Simón—. Pero, como tú me lo mandas, echaré las redes.


Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió y al entrar en la nube se asustaron.


—Maestro —dijo Juan—, vimos a un hombre que expulsaba demonios en tu nombre y se lo impedimos, porque no es de los nuestros.


—Señor —dijo Felipe—, muéstranos al Padre y con eso nos basta.


Porque Dios, que dijo: «¡Que la luz resplandezca en las tinieblas!», hizo brillar su luz en nuestro corazón para que conociéramos la gloria de Dios que resplandece en el rostro de Jesucristo.


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