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Lucas 23:34 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

34 —Padre —dijo Jesús—, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Mientras tanto, echaban suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 Jesús dijo: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Y los soldados sortearon su ropa, tirando los dados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 (Mientras tanto Jesús decía: 'Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.) Después los soldados se repartieron sus ropas echándolas a suerte.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 Y repartiendo sus vestidos, echaron suertes.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 Jesús decía: 'Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen'. Luego se repartieron sus vestidos echando suertes.

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Lucas 23:34
26 Referans Kwoze  

“Díganle a José que perdone, por favor, la terrible maldad y el pecado que sus hermanos cometieron contra él”. Así que, por favor, perdona la maldad de los siervos del Dios de tu padre». Cuando José escuchó estas palabras, se echó a llorar.


Se repartieron entre ellos mi manto y sobre mi ropa echaron suertes.


Por lo tanto, le daré un puesto entre los grandes y repartirá el botín con los fuertes, porque derramó su vida hasta la muerte y fue contado entre los transgresores. Cargó con el pecado de muchos e intercedió por los transgresores.


En aquel tiempo Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los niños.


Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad.


Pero yo digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen,


Y lo crucificaron. Repartieron su ropa, echando suertes para ver qué le tocaría a cada uno.


«Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo; pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya».


Ruego por ellos. No ruego por el mundo, sino por los que me has dado porque son tuyos.


—No tendrías ningún poder sobre mí si no se te hubiera dado de arriba —contestó Jesús—. Por eso el que me puso en tus manos es culpable de un pecado más grande.


Pero Pablo le gritó: —¡No te hagas ningún daño! ¡Todos estamos aquí!


»Ahora bien, hermanos, yo sé que ustedes y sus dirigentes actuaron así por ignorancia.


Luego cayó de rodillas y gritó: —¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado! Cuando hubo dicho esto, murió.


Bendigan a quienes los persigan; bendigan y no maldigan.


Ninguno de los gobernantes de este mundo la entendió, porque de haberla entendido no habrían crucificado al Señor de la gloria.


Con estas manos trabajamos duro. Si nos maldicen, bendecimos; si nos persiguen, lo soportamos;


Anteriormente, yo era un blasfemo, un perseguidor y un insolente; pero Dios tuvo misericordia de mí porque yo era un incrédulo y actuaba con ignorancia.


No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición.


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