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Lamentaciones 3:56 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

56 y tú escuchaste mi plegaria: «No cierres tus oídos a mi clamor de alivio».

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

56 Oíste mi voz; no escondas tu oído al clamor de mis suspiros.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

56 Me oíste cuando clamé: «¡Escucha mi ruego! ¡Oye mi grito de socorro!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

56 Oye mi grito: no cierres tu oído a mi oración.

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La Biblia Textual 3a Edicion

56 q Y oíste mi voz: ¡No cierres tu oído al clamor de mis suspiros!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

56 Has oído mi voz: ¡no cierres tus oídos a mis gemidos y clamores!

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Lamentaciones 3:56
17 Referans Kwoze  

Oró al Señor, y él escuchó sus súplicas y le permitió regresar a Jerusalén y volver a reinar. Así Manasés reconoció que solo el Señor es Dios.


Su oración y la respuesta que recibió, como también todos sus pecados y rebeldías, los sitios donde erigió altares paganos y colocó las imágenes de la diosa Aserá y de otros ídolos, lo cual hizo antes de su humillación, todo esto está escrito en las crónicas de Jozay.


Hicieron llegar a su presencia el clamor de los pobres y necesitados, y Dios lo escuchó.


Clamo al Señor a voz en cuello y desde su monte santo él me responde. Selah


Este pobre clamó, el Señor lo oyó y lo libró de todas sus angustias.


Presta atención a mis súplicas, Rey mío y Dios mío, porque a ti yo oro.


Por la mañana, Señor, escuchas mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos y quedo a la espera de tu respuesta.


Escucha, oh Dios, mi oración; no pases por alto mi súplica.


Aunque son muchos los que me combaten, él me rescata, me salva la vida en la batalla que se libra contra mí.


¡Óyeme y respóndeme, porque mis angustias me perturban! Me aterran


pero Dios sí me ha escuchado, ha atendido a la voz de mi oración.


«Ve y dile a Ezequías: “Así dice el Señor, Dios de su antepasado David: He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas. Voy a darte quince años más de vida.


»”Y ahora, Dios nuestro, escucha las oraciones y súplicas de este siervo tuyo. Por causa de tu nombre, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre tu santuario que ha quedado desolado.


Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.


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