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Job 23:10 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

10 Él, en cambio, conoce mis caminos; si me pusiera a prueba, saldría yo puro como el oro.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Mas él conoce mi camino; Me probará, y saldré como oro.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 »Sin embargo, él sabe a dónde yo voy; y cuando me ponga a prueba, saldré tan puro como el oro.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Mas El me conoce, sea que ande o que me pare, y si me prueba en el crisol, saldré puro.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Pero ya que Él conoce el camino que yo sigo,° Que me pruebe, y saldré como el oro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Mas él conoce todos mis pasos; que me pruebe en el crisol, y saldré como oro puro.

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Job 23:10
32 Referans Kwoze  

Yo lo he elegido para que instruya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que ha prometido».


He guardado los caminos del Señor y no he cometido el error de alejarme de mi Dios.


«Recuerda, Señor, que yo me he conducido delante de ti con lealtad e integridad y he hecho lo que te agrada». Y Ezequías lloró amargamente.


¡Tú bien sabes que no soy culpable y que de tus manos no tengo escapatoria!


Ante él cualquier hombre intachable podría presentar su caso, y yo sería absuelto para siempre delante de mi Juez.


Si está ocupado en el norte, no lo veo; si se vuelve al sur, no alcanzo a percibirlo.


¿Acaso no se fija Dios en mis caminos y toma en cuenta todos mis pasos?


¡que Dios me pese en una balanza justa y así comprobará mi integridad!


“Soy inocente. No tengo pecado. Estoy limpio y libre de culpa.


Reflexionen, no sean injustos; reflexionen, que en esto radica mi integridad.


que cada mañana examinas y a toda hora lo pones a prueba?


Porque el Señor cuida el camino de los justos, mas la senda de los malvados lleva a la perdición.


El Señor examina a justos, pero aborrece a malvados y a los que aman la violencia.


Tú escudriñas mi corazón, tú me examinas por las noches; ¡ponme a prueba, que no hallarás en mí ningún plan maligno! ¡Mi boca no pecará


Tú, oh Dios, nos has puesto a prueba; nos has purificado como a la plata.


Dios justo que examinas la mente y el corazón, acaba con la maldad de los malvados y mantén firme al que es justo.


En el crisol se prueba la plata y en el horno se prueba el oro, pero los corazones los prueba el Señor.


A mí, Señor, tú me conoces; tú me ves y has examinado mi corazón para contigo. Arrástralos, como ovejas al matadero; apártalos para el día de la matanza.


Pero a esa parte restante la pasaré por el fuego; la refinaré como se refina la plata, la probaré como se prueba el oro. Entonces ellos me invocarán y yo responderé. Yo diré: “Ellos son mi pueblo”. Ellos dirán: “El Señor es nuestro Dios”.


Por tercera vez Jesús preguntó: —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? A Pedro le dolió que por tercera vez Jesús le hubiera preguntado: «¿Me quieres?». Así que dijo: —Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. —Apacienta mis ovejas —dijo Jesús—.


pero si su obra es consumida por las llamas, él sufrirá pérdida. Será salvo, pero como quien pasa por el fuego.


Recuerda que durante cuarenta años el Señor tu Dios te llevó por todo el camino del desierto, para humillarte y ponerte a prueba. Así llegaría a conocer lo que había en tu corazón y vería si cumplirías o no sus mandamientos.


A pesar de todo, el fundamento de Dios es sólido y se mantiene firme, pues está sellado con esta inscripción: «El Señor conoce a los suyos», y esta otra: «Que se aparte de la maldad todo el que invoca el nombre del Señor».


Por la fe Abraham, quien había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único,


Dichoso el que resiste la tentación porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a quienes lo aman.


El oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele.


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