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Job 10:7 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

7 ¡Tú bien sabes que no soy culpable y que de tus manos no tengo escapatoria!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

7 Aunque tú sabes que no soy impío, Y que no hay quien de tu mano me libre?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Aunque sabes que no soy culpable, no hay quien me rescate de tus manos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Sabes muy bien que yo no soy culpable y que nadie puede librarme de tu mano.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 A sabiendas de que no soy culpable, Y que no hay quien libre de tu mano?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 bien sabes que no soy culpable y que nadie puede librarme de tu mano.

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Job 10:7
35 Referans Kwoze  

Si soy culpable, ¡ay de mí! Si soy inocente, no puedo levantar mi cabeza. ¡Lleno estoy de vergüenza, y consciente de mi aflicción!


Tú afirmas: “Mi postura es la correcta; soy puro a los ojos de Dios”.


Vean que ya he preparado mi caso y sé muy bien que seré declarado inocente.


Él, en cambio, conoce mis caminos; si me pusiera a prueba, saldría yo puro como el oro.


En sus sendas he afirmado mis pies; he seguido su camino sin desviarme.


Se lanza contra ellos sin clemencia, mientras ellos tratan de huir de su poder.


¿qué haré cuando Dios me llame a cuentas? ¿qué responderé cuando me haga comparecer?


»¡Cómo quisiera que Dios me escuchara! Estampo aquí mi firma; que me responda el Todopoderoso. Que mi acusador ponga su denuncia por escrito.


¡que Dios me pese en una balanza justa y así comprobará mi integridad!


Al ver los tres amigos de Job que este se consideraba un hombre justo, dejaron de responderle.


“Soy inocente. No tengo pecado. Estoy limpio y libre de culpa.


»¿Vas acaso a invalidar mi justicia? ¿Me condenarás para justificarte?


Después de haberle dicho todo esto a Job, el Señor se dirigió a Elifaz de Temán y dijo: «Estoy muy enojado contigo y con tus dos amigos porque, a diferencia de mi siervo Job, lo que ustedes han hablado de mí no es verdad.


Si de algo se adueñara, ¿quién lo haría desistir? ¿Quién puede cuestionar sus actos?


»Soy íntegro, pero ya no me importa; tengo en poco mi propia vida.


Todo es lo mismo; por eso digo: “Al íntegro y al malvado destruye por igual”.


Porque el Señor cuida el camino de los justos, mas la senda de los malvados lleva a la perdición.


Tú escudriñas mi corazón, tú me examinas por las noches; ¡ponme a prueba, que no hallarás en mí ningún plan maligno! ¡Mi boca no pecará


»Ustedes que se olvidan de Dios, consideren lo que he dicho; de lo contrario, los haré pedazos, y no habrá nadie que los salve.


Señor mi Dios, ¿qué es lo que he hecho? ¿Qué maldad hay en mis manos?


«Desde los tiempos antiguos, yo soy. No hay quien pueda librar de mi mano. Lo que yo hago, nadie puede desbaratarlo».


En cuanto escuchen el sonido de trompetas, flautas, cítaras, liras, arpas, zampoñas y todo tipo de música, más les vale que se inclinen ante la estatua que he mandado hacer y la adoren. De lo contrario, serán lanzados de inmediato a un horno en llamas. ¿Y qué dios podrá librarlos de mis manos?


Voy a exhibir su desvergüenza a la vista de sus amantes, y nadie la librará de mi mano.


Yo seré como un león para Efraín y como un gran león para el pueblo de Judá. Yo mismo los haré pedazos y luego me alejaré; yo mismo me llevaré la presa y no habrá quien me la arrebate.


Por tercera vez Jesús preguntó: —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? A Pedro le dolió que por tercera vez Jesús le hubiera preguntado: «¿Me quieres?». Así que dijo: —Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. —Apacienta mis ovejas —dijo Jesús—.


Para nosotros, el motivo de satisfacción es el testimonio de nuestra conciencia: Nos hemos comportado en el mundo, y especialmente entre ustedes, con la santidad y sinceridad que vienen de Dios. Nuestra conducta no se ha ajustado a la sabiduría humana, sino a la gracia de Dios.


»¡Vean ahora que yo soy único! No hay otro dios fuera de mí. Yo doy la muerte y devuelvo la vida, causo heridas y doy sanidad. Nadie puede librarse de mi mano.


Ustedes son testigos, y también Dios, de que nos comportamos con ustedes los creyentes en una forma santa, justa e irreprochable.


—¡El Señor, Dios de dioses, sí, el Señor, Dios de dioses, sabe bien que no hicimos esto por rebeldía o por infidelidad! Y que todo Israel también lo sepa. Si no es así, que no se nos perdone la vida.


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