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Jeremías 6:19 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

19 Escucha, tierra: Traigo sobre este pueblo una desgracia, fruto de sus maquinaciones, porque no prestaron atención a mis palabras, sino que rechazaron mi Ley.

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Biblia Reina Valera 1960

19 Oye, tierra: He aquí yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de sus pensamientos; porque no escucharon mis palabras, y aborrecieron mi ley.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 ¡Escuchen, habitantes de toda la tierra! Traeré desastre sobre mi pueblo. Es el fruto de sus propias intrigas, porque se niegan a escucharme; han rechazado mi palabra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Escucha, tierra, mira el castigo que voy a dar a este pueblo como fruto de su rebelión, pues no quisieron hacerme caso cuando les hablaba, y despreciaron mi Ley.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 ¡Oye, oh tierra! He aquí traigo el mal sobre este pueblo, El fruto de sus pensamientos, Porque no escucharon mis palabras, Y desecharon mi Ley.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Escucha, tierra: Mirad que estoy trayendo una desgracia sobre este pueblo, fruto de sus proyectos, porque no escucharon mis palabras y despreciaron mi ley.

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Jeremías 6:19
37 Referans Kwoze  

El Señor aborrece los planes de los malvados, pero se complace en las palabras puras.


Dios aborrece hasta la oración del que se niega a obedecer la ley.


¡Oigan, cielos! ¡Escucha, tierra! Porque el Señor ha hablado: «Yo crie hijos y los hice crecer, pero ellos se rebelaron contra mí.


Por eso, así como las lenguas de fuego devoran la paja y el pasto seco se consume en las llamas, su raíz se pudrirá y, como el polvo, se disipará su flor. Porque han rechazado la Ley del Señor de los Ejércitos y han desdeñado la palabra del Santo de Israel.


Sus pies corren hacia el mal; se apresuran a derramar sangre inocente. Sus pensamientos son perversos; dejan ruina y destrucción en sus caminos.


«Yo, por causa de sus acciones y sus pensamientos, estoy a punto de reunir a gente de toda nación y lengua; vendrán y verán mi gloria.


Por eso, así dice el Señor: “Les enviaré una calamidad de la cual no podrán escapar. Aunque clamen a mí, no los escucharé.


Tú me has rechazado, te has vuelto atrás», afirma el Señor. «Extenderé mi mano contra ti y te destruiré; estoy cansado de tenerte compasión.


«Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino los pensamientos, para darle a cada uno según sus acciones y según el fruto de sus obras».


«Así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: “Como esta ciudad y todos sus pueblos vecinos se han obstinado en desobedecer mis palabras, voy a mandarles toda la calamidad que había prometido”».


Diles: “Reyes de Judá y habitantes de Jerusalén, escuchen la palabra del Señor. Así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: ‘Voy a enviar tal calamidad sobre este lugar que a todo el que la oiga le quedará retumbando en los oídos.


Yo los castigaré conforme al fruto de sus acciones”, afirma el Señor, “a su bosque le prenderé fuego y ese fuego consumirá todos sus alrededores”».


¡Tierra, tierra, tierra! ¡Escucha la palabra del Señor!


Porque ustedes no han escuchado ni han hecho caso de las palabras que, una y otra vez, envié por medio de mis siervos los profetas», afirma el Señor.


Jerusalén, limpia de maldad tu corazón para que seas salvada. ¿Hasta cuándo hallarán lugar en ti los pensamientos perversos?


«Adviertan a las naciones, proclámenlo contra Jerusalén: “De lejanas tierras vienen sitiadores lanzando gritos de guerra contra las ciudades de Judá”.


Habitantes de Judá y de Jerusalén, circunciden sus corazones: circuncídense para honrar al Señor, no sea que por la maldad de sus obras mi furor se encienda como el fuego y arda sin que nadie pueda apagarlo.


Aterraré a Elam frente a sus enemigos, frente a los que atentan contra su vida; desataré mi ardiente ira, y traeré sobre Elam calamidad», afirma el Señor. «Haré que la espada los persiga hasta que los haya exterminado.


¿A quién hablaré? ¿A quién advertiré? ¿Quién podrá escucharme? Tienen tapados los oídos y no pueden comprender. La palabra del Señor los ofende; no se complacen en ella.


Por eso, ¡escuchen, naciones! ¡Comunidad, conoce lo que te espera!


¿Por qué entonces este pueblo se ha desviado? ¿Por qué persiste Jerusalén en su apostasía? Se aferran al engaño y no quieren volver a mí.


Los sabios serán avergonzados, serán atrapados y abatidos. Si han rechazado la palabra del Señor, ¿qué sabiduría pueden tener?


Todo Israel ha transgredido tu Ley y se alejaron cuando rechazaron obedecerte. Por eso, las maldiciones y los juicios escritos en la Ley de Moisés, siervo de Dios, han sido derramadas sobre nosotros, porque pecamos contra ti.


Pero ustedes sembraron maldad, cosecharon crímenes y comieron el fruto de la mentira, porque confiaron en sus carros y en la multitud de sus guerreros.


pues por falta de conocimiento mi pueblo ha sido destruido. »Puesto que rechazaste el conocimiento, yo también te rechazo como mi sacerdote. Ya que te olvidaste de la Ley de tu Dios, yo también me olvidaré de tus hijos.


Así dice el Señor: «Por tres pecados de Judá y por el cuarto, no anularé su castigo, porque rechazaron la Ley del Señor y no obedecieron sus estatutos; porque se dejaron descarriar por falsos dioses, tras los que anduvieron sus antepasados.


Escuchen, pueblos todos; presten atención la tierra y todo lo que hay en ella. Desde su santo templo el Señor, el Señor y Dios, será testigo en contra de ustedes.


Montañas, escuchen el pleito del Señor; presten atención, firmes cimientos de la tierra. Porque el Señor tiene un pleito contra su pueblo, presenta una acusación contra Israel:


El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue. La palabra que yo he proclamado lo condenará en el día final.


Por eso, arrepiéntete de tu maldad y ruega al Señor. Tal vez te perdone el haber tenido esa mala intención.


Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes.


Escuchen, cielos, y hablaré; oye, tierra, las palabras de mi boca.


hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ustedes de que muy pronto desaparecerán de la tierra que van a poseer al cruzar el Jordán. No vivirán allí mucho tiempo, sino que serán destruidos por completo.


La rebeldía es tan grave como la adivinación, y la arrogancia, como el pecado de la idolatría. Y como tú has rechazado la palabra del Señor, él te ha rechazado como rey».


—No voy a regresar contigo —respondió Samuel—. Tú has rechazado la palabra del Señor, y él te ha rechazado como rey de Israel.


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