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Jeremías 52:24 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

24 El comandante de la guardia tomó presos a Seraías, sacerdote principal, a Sofonías, sacerdote de segundo rango, y a los tres porteros.

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Biblia Reina Valera 1960

24 Tomó también el capitán de la guardia a Seraías el principal sacerdote, a Sofonías el segundo sacerdote, y tres guardas del atrio.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Nabuzaradán, capitán de la guardia, se llevó consigo como prisioneros al sumo sacerdote Seraías, al sacerdote de segundo rango Sofonías, y a los tres porteros principales.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 El comandante de la guardia tomó prisionero al sumo sacerdote Seraya, a su vicario Sofonías y a los tres guardianes del Templo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 El capitán de la guardia capturó después a Seraías, el sumo sacerdote, y a Sofonías, el segundo sacerdote, junto con los tres guardianes del atrio.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 El jefe de la guardia prendió también al sumo sacerdote Serayas, a Sofonías, segundo sacerdote, y a los tres guardianes de la puerta.

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Jeremías 52:24
19 Referans Kwoze  

Luego el rey ordenó al sumo sacerdote Jilquías, a los sacerdotes de segundo rango y a los porteros que sacaran del Templo del Señor todos los objetos consagrados a Baal, a Aserá y a todos los astros del cielo. Hizo que los quemaran en los campos de Cedrón, a las afueras de Jerusalén, y que llevaran las cenizas a Betel.


El comandante de la guardia tomó presos a Seraías, sacerdote principal, a Sofonías, sacerdote de segundo rango, y a los tres porteros.


Azarías fue el padre de Seraías, y Seraías fue el padre de Josadac.


Durante el reinado de Artajerjes, rey de Persia, vivió un hombre llamado Esdras, hijo de Seraías, que era descendiente en línea directa de Azarías, Jilquías,


Vale más pasar un día en tus atrios que mil fuera de ellos; prefiero cuidar la entrada de la casa de mi Dios que habitar entre los malvados.


Porque así dice el Señor: “Te voy a convertir en terror para ti mismo y para tus amigos, los cuales caerán bajo la espada de sus enemigos y tú mismo lo verás. Entregaré a todo Judá en manos del rey de Babilonia, el cual los deportará a Babilonia y los matará a filo de espada.


Esta es la palabra del Señor que vino a Jeremías cuando el rey Sedequías envió a Pasur, hijo de Malquías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maseías, a que le dijeran:


que así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: “Tú, en tu propio nombre, enviaste cartas a todo el pueblo que está en Jerusalén, al sacerdote Sofonías, hijo de Maseías, y a todos los sacerdotes. En esas cartas decías:


El sacerdote Sofonías leyó esta carta al profeta Jeremías.


»A Sedequías, rey de Judá, y a sus oficiales, los entregaré en manos de sus enemigos que atentan contra sus vidas, es decir, en poder del ejército del rey de Babilonia, el cual se ha retirado por el momento.


Los llevé al Templo del Señor, a la sala de los hijos de Janán, hijo de Igdalías, hombre de Dios. Esta sala se encontraba junto a la de los oficiales que a su vez estaba encima de la de Maseías, hijo de Salún, guarda de la entrada.


No obstante, el rey Sedequías envió a Jucal, hijo de Selemías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maseías, a decirle al profeta Jeremías: «Ora por nosotros al Señor nuestro Dios».


A los diez días del mes quinto del año diecinueve del reinado de Nabucodonosor, rey de Babilonia, su servidor Nabuzaradán, que era el comandante de la guardia, fue a Jerusalén


Además, Nabuzaradán, comandante de la guardia, deportó a la gente que quedaba en la ciudad; es decir, a algunos de los más pobres, al resto de los artesanos y a los que se habían aliado con el rey de Babilonia.


El Señor mismo los ha dispersado; ya no se preocupa por ellos. Ya no hay respeto para los sacerdotes ni compasión para los ancianos.


»”Por eso yo, el Señor y Dios, les digo: Los cadáveres que ustedes han arrojado son la carne y la ciudad es la olla, pero yo los sacaré de ahí.


con lo mejor del rebaño. Amontona leña debajo de la olla, para que hierva bien el agua y se cuezan bien los huesos.


Así dice el Señor y Dios: Yo estoy en contra de los pastores. Les pediré cuentas de mi rebaño; les quitaré la responsabilidad de apacentar a mis ovejas y no se apacentarán más a sí mismos. Rescataré mis ovejas de su boca, para que no les sirvan de alimento.


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