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Jeremías 50:20 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

20 En aquellos días, en aquel tiempo, se buscará la iniquidad de Israel, pero ya no se encontrará. Buscarán los pecados de Judá, pero ya no se hallarán, porque yo perdonaré a los que deje como remanente», afirma el Señor.

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Biblia Reina Valera 1960

20 En aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehová, la maldad de Israel será buscada, y no aparecerá; y los pecados de Judá, y no se hallarán; porque perdonaré a los que yo hubiere dejado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 En esos días —dice el Señor—, no se encontrará pecado en Israel ni en Judá, porque perdonaré al remanente que yo guarde.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 En aquellos días, entonces, se buscará la culpa de Israel, pero no existirá; los pecados de Judá, pero no se hallará ninguno, porque al que salvo, yo le perdono.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 En aquellos días y en aquella hora, dice YHVH, se buscará la culpa de Israel, y no se hallará, y el pecado de Judá, y no se encontrará, porque Yo habré perdonado al remanente que me haya reservado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 En aquellos días y en aquel tiempo -oráculo de Yahveh-, se buscará la culpa de Israel y no la habrá, y los pecados de Judá y no se hallarán, porque perdonaré al resto que yo deje.

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Jeremías 50:20
30 Referans Kwoze  

Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones como lejos del oriente está el occidente.


Tú escudriñas mi corazón, tú me examinas por las noches; ¡ponme a prueba, que no hallarás en mí ningún plan maligno! ¡Mi boca no pecará


depusiste por completo tu furor y contuviste el ardor de tu ira.


Si el Señor de los Ejércitos no nos hubiera dejado un remanente de sobrevivientes, seríamos ya como Sodoma, nos pareceríamos a Gomorra.


Y un remanente volverá; un remanente de Jacob volverá al Dios Fuerte.


Ningún habitante dirá: «Estoy enfermo»; y se perdonará la iniquidad del pueblo que allí habita.


»Soy yo, solo yo, el que por amor a mí mismo borra tus transgresiones y no se acuerda más de tus pecados.


Como si fuera una nube he borrado tus transgresiones y tus pecados, como la bruma de la mañana. Vuelve a mí, que te he redimido».


Ya nadie tendrá que enseñar a su prójimo; tampoco dirá nadie a su hermano: “¡Conoce al Señor!”, porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán», afirma el Señor. «Porque yo perdonaré su iniquidad y nunca más me acordaré de sus pecados».


»”En aquellos días y en aquel tiempo, haré que brote de David un Renuevo justo; él practicará la justicia y el derecho en el país.


Los purificaré de todas las iniquidades que cometieron contra mí; les perdonaré todos los pecados con que se rebelaron contra mí.


No escapará ninguno del remanente de Judá que se fue a vivir a Egipto ni sobrevivirá para volver a Judá. Aunque deseen y añoren volver a vivir en Judá, no podrán regresar, salvo algunos fugitivos”».


»En aquellos días, en aquel tiempo, la gente de Israel y de Judá irá llorando en busca del Señor su Dios», afirma el Señor.


Tu castigo se ha cumplido, hija de Sión; Dios no volverá a desterrarte. Pero a ti, hija de Edom, te castigará por tu maldad y pondrá al descubierto tus pecados.


vivirá por haber actuado con justicia, y Dios no tomará en cuenta todos los pecados que ese malvado haya cometido.


Vuelve a compadecerte de nosotros. Pon tu pie sobre nuestras maldades y arroja al fondo del mar todos nuestros pecados.


Dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde, que se refugia en el nombre del Señor.


¡Mira, Josué, la piedra que ante ti he puesto! Hay en ella siete ojos y en ella pondré una inscripción. ¡En un solo día borraré el pecado de esta tierra!”, afirma el Señor de los Ejércitos.


»No se ha visto sufrimiento en el pueblo de Jacob ni calamidad en Israel. El Señor su Dios está con ellos; y entre ellos se le aclama como Rey.


Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios,


Cuando Dios resucitó a su siervo, lo envió primero a ustedes para darles la bendición de que cada uno se convierta de sus maldades».


Y si es por gracia, ya no es por obras; porque en tal caso la gracia ya no sería gracia.


Tampoco se puede comparar el regalo de Dios con las consecuencias del pecado de Adán. El juicio que lleva a la condenación fue resultado de un solo pecado, pero la dádiva que lleva a la justificación tiene que ver con una multitud de pecados.


No ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia; al contrario, ofrézcanse más bien a Dios como quienes han vuelto de la muerte a la vida, presentando los miembros de su cuerpo como instrumentos de justicia.


Tengan presente que la paciencia de nuestro Señor significa salvación, tal como les escribió también nuestro querido hermano Pablo, con la sabiduría que Dios le dio.


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