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Jeremías 49:37 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

37 Aterraré a Elam frente a sus enemigos, frente a los que atentan contra su vida; desataré mi ardiente ira, y traeré sobre Elam calamidad», afirma el Señor. «Haré que la espada los persiga hasta que los haya exterminado.

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Biblia Reina Valera 1960

37 Y haré que Elam se intimide delante de sus enemigos, y delante de los que buscan su vida; y traeré sobre ellos mal, y el ardor de mi ira, dice Jehová; y enviaré en pos de ellos espada hasta que los acabe.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

37 Yo mismo iré con los enemigos de Elam para destrozarla. En mi ira feroz traeré gran desastre sobre el pueblo de Elam —dice el Señor—. Sus enemigos lo perseguirán con espada hasta que yo lo destruya por completo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

37 Haré que los elamitas tiemblen al ver a sus enemigos, que quieren quitarles la vida. Sobre ellos arrojaré la desgracia, mi ardiente cólera. Enviaré la espada en su persecución, para que los mate a todos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

37 Haré que Elam desfallezca ante sus enemigos, Y ante quienes buscan sus vidas. Traeré el mal sobre ellos, Y el ardor de mi ira, dice YHVH. Y enviaré la espada tras ellos hasta consumirlos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

37 Haré que Elam se aterre ante sus enemigos y ante quienes atentan contra su vida. Traeré una desgracia sobre ellos: mi ira furibunda -oráculo de Yahveh-; y enviaré tras ellos la espada hasta que acabe con ellos.

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Jeremías 49:37
19 Referans Kwoze  

La ardiente ira del Señor no pasará hasta que haya realizado del todo los propósitos de su corazón. Todo esto lo comprenderán ustedes al final de los tiempos.


La gloria de Moab ha desaparecido; en Hesbón maquinan el mal contra ella: “¡Vengan, hagamos desaparecer a esta nación!”. También tú, Madmén, serás silenciada, y la espada te perseguirá.


«¡Cómo quedó hecha pedazos! ¡Cómo gimen! Moab ha vuelto la espalda del todo avergonzada. Es para todos sus vecinos objeto de burla y de terror».


Remonta vuelo el enemigo, se desliza como un águila, extiende sus alas sobre Bosra. En aquel día se angustiarán los valientes de Edom, como se angustia una mujer de parto.


Damasco desfallece; trató de huir, pero la dominó el pánico. Se halla presa de la angustia y el dolor, como si estuviera de parto.


Sus tiendas de campaña y rebaños les serán arrebatados, se llevarán sus cortinas, bienes y camellos. La gente les gritará: “¡El terror está por todas partes!”.


Estableceré mi trono en Elam, y destruiré a su rey y a sus oficiales», afirma el Señor.


Voy a hacer que te acose el terror por todas partes», afirma el Señor de los Ejércitos. «Todos serán expulsados, cada uno por su lado, y nadie reunirá a los fugitivos.


«¡Muerte a sus falsos profetas! ¡Que pierdan la razón! ¡Muerte a sus guerreros! ¡Que queden aterrorizados!


Escucha, tierra: Traigo sobre este pueblo una desgracia, fruto de sus maquinaciones, porque no prestaron atención a mis palabras, sino que rechazaron mi Ley.


Por eso, así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: «A este pueblo le daré a comer alimentos amargos y a beber agua envenenada.


Los dispersaré entre naciones que ni ellos ni sus antepasados conocieron; los perseguiré con espada hasta aniquilarlos».


Dispersaré a los cuatro vientos a todos los que lo rodean, tanto a sus ayudantes como a todas sus tropas, y los perseguiré espada en mano.


Todos los que sembraban el terror en la tierra de los vivientes yacen muertos, víctimas de la espada. Ahora están sepultados en lo más profundo de la fosa, tendidos alrededor de su tumba.


Una tercera parte de tu pueblo morirá en tus calles por la plaga y por el hambre; otra tercera parte caerá a filo de espada en tus alrededores; a la tercera parte restante la dispersaré por los cuatro vientos. Yo desenvainaré la espada y perseguiré a la gente.


Cuando se cumplan los días del sitio, quemarás en medio de la ciudad una tercera parte del cabello; otra tercera parte la cortarás con la espada alrededor de la ciudad; la parte restante la esparcirás al viento. Yo, por mi parte, desenvainaré la espada y los perseguiré.


Los dispersaré entre las naciones: desenvainaré la espada, los perseguiré hasta dejar desolada su tierra y en ruinas sus ciudades.


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